El Padrino Sebastián Mota
era un puro hombre de selva, y tal líder nato que su rostro podía asumir, sin
casi cambiar de expresión, un aspecto tan majestuoso y lleno de autoridad
natural que nadie se atrevería a discutir ni por un momento una orden suya,
como también podía parecer de repente un niño pequeño, tan lleno de alegría y
felicidad que los corazones más duros se ablandaban y dulcificaban, queriendo
agradarle y amarle. Doy gracias a la Vida por haberme llevado a conocer a tal
ser de luz.
La Luz lo impregnaba todo,
por dentro y por fuera, a pesar de que, cuando yo lo conocí, ya estaba muy
enfermo. Tan luminoso y puro me pareció que casi lo veía transparente; tan
simple, que su simplicidad me hizo confundirla, al principio, con ingenuidad;
pero enseguida se me reveló, -dandome una lección interna-, como la síntesis
alquímica de toda una vida de exploraciones de la complejidad profundísima del
alma humana.
Había visto antes
fotografías de Sebastián Mota, pero lo que se encontraba ahora ante mí era un
delgado anciano de manos sarmentosas, larga barba blanca y tan frágil como una
construcción de paja roída por las termitas; parecía estar ya con un pié en
esta vida y el otro en la otra; no quedaban en él restos aparentes del hombre
legendario, del gigante que fuera capaz de edificar, sin más medios que sus
manos, su coraje y el de los hombres y mujeres que le siguieron, una pequeña
nación casi independiente en el corazón de la selva más salvaje del mundo.
Asomado a la ventana de su
cuarto, en aquella casa abarandada que era el puente de mando desde donde
dirigía la nave del Pueblo de Juramidán, rumbo a la Tierra Prometida en las
visiones, el Padrino me miraba con gravedad, como preguntándome quien era yo y
a qué había venido. Algo violento, porque me faltaron las palabras adecuadas
para interesarme convencionalmente por la salud de un ser que se veía claramente
que ya no tenía ninguna, preferí pasar enseguida a presentarme a mí mismo.
Así, comencé a explicar al
Padrino que consideraba mi paso por Mapiá como una etapa más de una larga
peregrinación en busca del conocimiento de la vida y de mí mismo que empezara hacía
bastantes años en mi patria, al otro lado del océano... miraba a aquel anciano
hombre del mato, analfabeto, que me escuchaba atentamente y que de vez en
cuando fruncía el ceño, como estremecido por un dolor sordo que venía de muy
adentro, y me preguntaba si tendría alguna idea de donde estaba España, Europa,
o siquiera el Océano Atlántico; traté de seleccionar las palabras más sencillas
posibles para hablarle de mi caminar y de mis búsquedas, de mis inquietudes, de
los libros que leyera, de mis viajes por el mundo, de los Maestros que había
encontrado, de las ocasiones en que fuera iniciado y del gran caudal de
conocimiento ecléctico que había ido acumulando en mis archivos mentales, a
pesar de ser aún tan joven; Hablé de mi encuentro con la Magia en el Brasil y
de lo que pensaba sobre el carácter interno o externo de las energías que
realmente se incorporaban en el Espiritismo; luego expliqué como había sentido
mi primera ingestión de Ayahuasca un mes antes en la Colonia Cinco Mil de Rio
Branco y acerca de las intensísimas experiencias internas que provocara en mí
la bebida de poder en Boca de Acre, Anhangás y ahora en Mapiá... hablaba y
hablaba y mis palabras eran recogidas por el anciano como por un pozo
insondable.
Una parte de mí estaba muy
contenta, porque jamás había hallado a una persona que escuchara tan bien, tal
como si se hubiera vuelto la pura atención; otra parte de mí me decía que aquel
rudo canoero amazónico sólo me escuchaba por cortesía y que no estaba
entendiendo ni la mitad de mis palabras. Finalmente, mi segunda parte se impuso
y fuí sintiéndome desalentado, aburrido y hasta asqueado de tanto hablar de mí
mismo. Al fin, me enfrié y callé, casi cortando en seco.
En ese momento, el anciano
dió la impresión de crecer y crecer y fortalecerse; su aparente fragilidad
desapareció y el gesto de dolor que fruncía su ceño se convirtió en pura
determinación. Su mirada parecía contener todo el espacio y su voz sonó calma,
pero sorprendentemente firme, cuando dijo:
-Todo eso yo lo sé, porque
yo sé.
Y entonces yo me desinflé de
una, como un inmenso globo tan sólo de vanidad lleno que de repente se
pinchase... y supe que era evidente que él sabía ver dentro de mi alma, y que
su saber brillaba tanto y con tal luz propia, que en un instante barrió todas mis
arrogantes ínfulas y suposiciones, mi bobo juego de ego y toda la inmadura
presunción con que había estado tratando de impresionarle. Volaron todas mis
máscaras como arrastradas por un tornado y me encontré en pelota psíquica ante
el Padrino, que de pronto parecía un tremendo dios antiguo, un Jehová o un
Saturno lleno de poder, dolor y sabiduría; y me ví a mí mismo reflejado en el
espejo de sus ojos como un enfermo crónico de ansia divina, loco por la Luz y
temeroso, al tiempo, de consumirme en la Llama de la entrega tras la total
rendición; un desgraciado estúpido agarrado como una lapa a su intelecto que, a
pesar de haber tenido la suerte de vivenciar tantas experiencias, no había sido
capaz de aprovechar ni una hasta el fondo, y aún seguía picoteando y buscando;
un adicto a la exploración, pero sólo para confirmar lo ya conocido; un
espíritu vagabundo más fascinado por la propia búsqueda mental y por sus
variados métodos, formas, técnicas y definiciones conceptuales... que por el
Objetivo Real Único y Definitivo entrevisto, en cuyo desconocido Reino no
parecía tener mi corazón verdadero deseo, prisa, voluntad y pasión de
desembarcar y adentrarse, para fundirme y perderme en El, tras atreverme a
quemar de una vez las herrumbrosas naves en las que hacía años que erraba por
sus orillas...
Me encontré de nuevo
caminando por la aldea, de regreso a mi alojamiento, la cabeza gacha,
confundido, sin recordar claramente como acabara la entrevista con el Padrino,
ni siquiera si me despedí de él. Mapiá me había dado su primera gran lección.
Aquel día me avergoncé, en el espejo de su transparencia, de la enorme
distancia en años-luz que él me hiciera vislumbrar entre lo que yo creía que
sabía y lo que era...
Las veces siguientes que me
lo encontré, algunas acompañado por su esposa, la firme y bondadosa Madrina
Rita, ya era como si nos conociéramos de toda la vida: yo permanecía muy
calladito, sin destacarme para nada ni escribir, y sorbía cada una de sus
palabras, que, aunque dichas para todos los presentes, parecía que contestaban
exactamente a todas las preguntas que yo hubiera podido hacerle e incluso a
algunas que, a pesar de interesarme, ni siquiera estaban aún claramente
enunciadas en mi mente.
Lamento que, al recordar sus
enseñanzas, las que más asimilé, o las reflexiones que suscitaron en mí, tenga
que hacerlo con mi propio estilo, comprensión y exposición y no con sus exactas
palabras, como si le hubiera grabado, ya que la simple y alegre forma de
expresarse del Padrino, metiendo de vez en cuando por el medio profundos trozos
de su propia vivencia o fragmentos de himnos, o de historias de la Biblia
contadas de una manera personalísima, adornadas por una rica gesticulación y
sonidos onomatopéyicos bien amazónicos, era de lo más sabrosa... Escritores
como Alex Polari o como Francisco de La Cal, que, aunque nacido español, lleva
muchos años viviendo allí, han sabido registrarla, y a ellos os remito.
De todas maneras, lo que
decía era mucho menos inspirador que el tono y el brillo de sus ojos o de su
sonrisa cuando lo decía. Eso es intranscribible, mas daba valor total a sus
palabras; el valor de aquello que es claro que se sabe porque se ha vivido en
todos los niveles del vivir; el valor de lo que en un Maestro es evidente y
que, en su esencia, aunque su forma pareciera distinta, coincidía y resonaba
con lo mejor que yo había asimilado de mis otros Maestros y experiencias.
Decía que el gran reto del
hombre no es encontrar conocimientos, que eso viene por sí solo si uno se mueve
mínimamente por su propio camino-corazón, y que cada uno acaba siempre sabiendo
perfectamente lo que le conviene. El gran reto es PONER EN PRÁCTICA lo que ya
se sabe, o por lo menos intentarlo. El que se logre o no, también viene solo, y
en general depende de la ayuda que el Cosmos se digne prestar a su
merecimiento. Pero en hacer todo lo posible por merecerlo y en hacer todo lo
posible para lograrlo, se halla toda la dignidad y toda la grandeza humana, y
ese INTENTO es lo único verdaderamente importante de nuestra experiencia de
vida, y lo que nos hace renacer al Espíritu.
Para hacer merecimiento, es
necesario lograr purificar al máximo nuestra emoción y nuestro intelecto, y
esforzarnos en ser lo más perfectos posibles en nuestras realizaciones, para
que el Pensamiento Puro de Dios y su Pura Energía puedan resonar a través de
nuestro rendido canal como una fuente que canaliza riego fértil para el mundo.
Antes de intentarlo, hay que
examinar a fondo nuestra intención: si humea en ella un mínimo de apego, ansia
de protagonismo, de influencia, de lucro, nuestra intención está viciada de
egocentrismo y el Intento no podrá salir bien o, aunque salga, más será una
fuente de problemas que de satisfacciones para nosotros.
Tenemos que ser, ante todo,
bien conscientes de la relación amorosa con nuestra familia y nuestro entorno,
y pensar que todo relacionamiento es una oportunidad que ofrece el Cosmos para
que alguna de sus partes se armonice con otra que anteriormente estaba en
desequilibrio respecto a ella.
Cuando chocamos con alguien,
es que nuestros demonios interiores se han visto en el espejo de los demonios
similares de un hermano, a cuyo divino espíritu interno debemos agradecerle la
oportunidad de que nos permita auto-examinarnos en su fatua personalidad
externa. NUESTRO DIABLO es, sobre todo, un constante opositor, un soberbio
crítico demoledor que siempre quiere ser el que diga la última palabra; pero lo
que más rabia le da es encontrarse enfrente de otro diablo como él o algo peor
que él. Ahí, le buscará pelea como hacen los perros, salvo que lo vea tan
inferior que pueda despreciarlo; o tan superior, que prefiera pasar
prudentemente desapercibido.
Satanás en nosotros, eso que
los doctos llaman el ego, la máscara, es solamente la sombra inevitable de la
luz que proyecta Dios en nosotros, el Yo, que se convierte en el YO SOY cuando
uno llega a hacerse verdaderamente consciente de Lo Que Es hasta el tuétano.
Incluso en ese momento, continuará existiendo sombra, es una ley física
ineludible mientras vivamos en esta dimension dual, pero la luz será tanta, tan
esplendorosa, que lo que quede de sombra apenas servirá para realzarla.
En el momento en que nos
hacemos conscientes de nuestra Identidad Esencial con Dios, todo nos está
permitido, salvo recaer en la duda o en el temor -la inconsciencia- o en
comportamientos indignos de lo que afirmamos que Somos. Si YO SOY, todo se
puede explorar, cualquier camino es mío, mientras lo cruce con consciencia y
coherencia conmigo mismo... todo lo que llamamos virtud o pecado, bien o mal, depende
tan sólo de nuestra intención y actitud ante las cosas. Para mantenerse Siendo
es, pues, necesario, examinar continuamente nuestra intención.
Si YO SOY, todo está en mí y
si yo soy todo y todos ¿qué enemigos puedo tener?... si hasta el diablo se
halla contenido en Dios, es una emanación Suya, como mi sombra lo es de mi
cuerpo... y cumple una misión al servicio del Orden Divino, él y sus oscuros,
no lo dudéis; ellos están ahí como están en el estadio los obstáculos para el
atleta; no para detener su carrera, sino para permitirle mostrar su capacidad
de superarlos, para volverse un campeón; ya que no se puede ascender al Cielo,
con toda la sabiduría que te exigen a la entrada, sin antes haber conocido las
tentaciones, pruebas y caídas de los infiernos y el dolor de la elección
incorrecta, así como a levantarte de nuevo y buscar lo mejor sin volver a
equivocarte. Para subir al Cielo hay que aprender antes a amar al mismo
Infierno.
Realizar el AMOR en uno
mismo es trabajar en un cultivo que comienza por la autoestima. Sólo amándose
uno a sí mismo se puede amar a los demás y a Dios; pero hay que amarse a uno
mismo no por nuestras circunstancias materiales, que nos fueron dadas por la
Vida, ni por lo que hemos conseguido aprender, o acumular o destacar... ya que
lo mismo que se gana, se vuelve a perder y jamás llega a satisfacernos
totalmente. Debemos amarnos por la confianza y la consciencia de que es Dios,
nuestro Yo Superior, quien está animando nuestro cuerpo y dirigiendo nuestros
pasos. Y debemos amar a los demás y a todo, porque es la misma Presencia quien
los anima y nos conecta.
Vivir en el YO SOY significa
ser Uno con todo, ser tan amigo de todo y de todos como de uno mismo, pues no
hay diferencia... hay que ser amigo hasta del diablo, comenzando por los que
llevamos dentro, nuestros defectos; pues tu amistad ya los está transformado en
ángeles... pero si se pasan mucho, si abusan de vuestra bondad, apartadlos de
vosotros como hizo Jesús, simplemente en nombre de vuestra propia consciencia
de YO SOY: "No tentarás al Señor tu Dios..." ¡No hay diablo que se
resista a eso! pero es necesario tener mucha autoconfianza, o sea mucha fe,
para decirlo convencido... No se ha aportado nada nuevo en espiritualidad desde
el tiempo de Jesús que lo supere; ¡Si el Cristianismo fuese comprender y
practicar lo que Jesús mostró y dijo, este mundo sería un Paraíso!... pero el
Cristianismo de Jesús, el del Nuevo Testamento, casi ni ha empezado todavía.
A quien tiene consciencia
del YO SOY no se le ocurre desconfiar, ni mucho menos, hablar mal de ningún
ser. ¿ Cómo va a hacerlo si sabe que los otros son uno mismo? ¿Y cómo va a ser
orgulloso ni envidioso? ...para eso hace falta que exista algo fuera de uno a
lo que compararse. El sentimiento de separatividad con respecto a cualquier
otro ser es el síntoma mas claro de que uno se ha encerrado en la trampa de la
ilusión. Si algo nos parece opuesto a nosotros, es que sólo está ahí para que
intentemos unificarlo... unificar, sintetizar, conciliar, ese es el trabajo del
Hombre sobre este mundo.
La primera desconfianza
demoníaca, la peor de todas, es LA DUDA acerca de la propia identidad y
potencialidad divinal... Nos vemos a nosotros mismos tan insignificantes y
llenos de pobredumbre que nos parece irrisoria la idea de que sea Dios nuestra
verdadera Identidad... entonces preferimos situarlo, como una vaga abstracción,
en un Cielo mítico, y justificar nuestra negligencia en ponernos al trabajo de
Ser, llamándonos pobres hombres mortales pecadores, y arrojando la toalla antes
de comenzar el inevitable combate que hay que librar para que se desarrolle
nuestra semilla. Pero yo os digo que no os podreís llamar hombres o mujeres, ni
siquiera pobres hombres o mujeres, si no creéis en las potencialidades de
vuestra semilla divinal y si ni siquiera realizais el Intento del desarrollo,
pues ese intento por llegar a realizarse en el espíritu es lo que diferencia al
hombre de la bestia, y no esa razón cobarde, que sólo os sirve para
minusvaloraros, comparar y dudar.
Los que reprochan al
ESPIRITISMO que sus mediums se abran a la manifestación de cualquier espíritu,
y no sólo al Yo Superior y a la guía de los grandes Maestros Ascendidos, son
tan soberbios como aquellos que reprochaban a Jesús que se dejase acompañar por
las prostitutas, los publicanos, los pecadores, la canalla... para dar ayuda,
valorar y confiar en la transformación de nuestros espíritus propios y
espíritus hermanos más descarriados, o sea de más baja vibración, tengan o no
un cuerpo de carne, es para lo que grandes espíritus de vibración altísima como
el de Jesús han venido a este mundo... El Yo Soy recargando las baterías del Yo
Inconsciente, porque el que Es, sabe que ambos son El Mismo.... Quien teme
contaminarse por el contacto con un espíritu vagabundo, es que no está
demasiado seguro de la protección de su propia pureza... ¡Pero tampoco podemos
dejarles que sean ellos quienes impongan las reglas! la incorporación no es
para jugar, sino para trabajar, curando, consolando, adoctrinando; cuando un
espíritu se pone a perder el tiempo de la sesión con travesuras o charla
intrascendente, ¡Firmeza!, hay que mandarle que suba y darle turno al
siguiente...
Todo el mundo es MEDIUM,
todo el mundo es canal, estos cuerpos de carne y estas mentes inteligentes no
fueron creadas para otra cosa sino para que hicieran de tronos y herramientas
del Espíritu de Dios sobre el Plano Físico, eso es lo que es un medium, un
medio de expresión de El Que Es... ¿que por qué hay más mediums entre la gente
ignorante que entre la culta? Pues, simplemente, porque cuanto más se
intelectualiza el ser humano, más orgulloso está del conocimiento adquirido,
más importante y único y elegido y diferente se siente, y ésto, claro, lo
separa de los demás, del Todo, y al sentirse separado, al perder la conexión
visceral con el resto del Ser que somos, o sea, al perder el amor, ya no puede
sentirse Uno con Dios, que es el Todo, y sin ese sentimiento, no hay canal
posible. Pues ¿cómo va a manifestarse en mí algo diferente de mi mismo? ¿Cómo
va a hablar el Ser en mí si no soy capaz de acallar un momento a mi vanidad?...
Pero si eres humilde y pequeño, dentro de tí cabe la infinitud del Universo...
...¿Que cómo diferenciar en
la miración entre LAS VISIONES DEL YO Y LAS FANTASÍAS DEL EGO? El corazón lo
sabe, vaya si lo sabe, pero si tú no te has acostumbrado antes a prestar
atención a la voz pura de tu corazón...¡pues es muy fácil que lo confundas con
los delirios de grandeza y de trascendencia de la personalidad!... Pero mira
una cosa que los diferencia: el ego siempre presume de haber alcanzado, ganado,
conseguido algo... eso es lo que le hace sentirse tan importante; tiene tal
complejo de estar vacío que se pasa la vida trepando, pero hasta en sus cantos
más triunfales se nota el ansia, y el temor escondido a que su castillo de naipes
se derrumbe de repente. El Yo, por lo contrario, es sereno, sereno... y jamás
duda ni teme. No necesita presumir de nada ni conseguir nada... Él sabe Quien
Es desde siempre, y que lo seguirá siendo aúnque le desnuden, le escupan, lo
insulten, le den de latigazos como a un ladrón y maten su cuerpo físico en una
cruz, en medio de terribles sufrimientos realmente sentidos. El ego siempre
necesita audiencia para sentir su existencia, y para eso está siempre hinchando
imagen... el Yo, aunque ni su propio canal perciba toda su grandeza, no tiene
que hacer propaganda ¡A poco sensible que uno sea, la Verdad de su humilde
vocecilla lo llena todo...!
El SUFRIMIENTO es una prueba
obligada en la Escuela de la Vida; como cuando se poda un frutal, o como en un
parto, sirve para provocar una valiosa cosecha, tras darnos enormes lecciones
intensamente sentidas, acelerar nuestro proceso de comprensión, provocar un
estirón, un renacimiento. ¡Cuando el propio Jesús pasó por él fue para darnos
un ejemplo de como sobrellevar el dolor dignamente, igual que el
envejecimiento, la decadencia de la materia y la muerte, que es la última gran
prueba del guerrero espiritual...! ¡Pero líbrenos Nuestra Señora de
acostumbrarnos a sufrir, de estancarnos en el sufrimiento y e perder la visión
de la cara más bella de Dios sobre la Vida! El pesimismo, la desesperación y el
morbo son demoníacos; quien deja de creer en la salida a una luz mayor que hay
al final de cada túnel, quien se deja derribar, saldrá por fin y seguirá viendo
negro túnel durante muchísimo tiempo después y sufriendo por sugestión, aunque
brille el sol...
Hay que parar de una vez de
quejarse de todo y de todos, de temer, de dudar...¡Hay que APRENDER A SER
DIOSES, que para eso es que hemos venido a esta materia! Antes que patrón hay
que ser marinero, y antes que regir una estrella, un espíritu ha de revestirse
de los cuatro elementos para conocerlos a fondo... ¡Benditos nuestros errores,
que son nuestros maestros! ¡Benditas las personas con las que tenemos
problemas, pues son nuestros propios problemas los que se ven en su espejo,
para que los corrijamos tolerando, superando los roces, perdonando, valorizando
a los demás, haciéndonos pequeños y sirviendo!
¡Todo lo que hay sobre la
Tierra, todo cuanto ocurre, está muy bien hecho! ¡Quien lo diseñó lo hizo así
para nuestro progreso! Más que orar para pedir, ya que nuestro Yo Superior sabe
perfectamente lo que necesitamos de verdad y jamás deja de proveerlo, oremos
para dar gracias por la Vida y por su perfección. ¡Quejarse, dudar, desconfiar
de los demás y de uno mismo, es como orar, pero al revés: sirve para provocar
que caiga la desgracia sobre nuestras cabezas!
El trabajo fundamental de un
Servidor de La Vida es AMAR Y REZAR; por eso no puede tener dudas en cuanto a
lo que significa rezar correctamente: rezar no es dirigirse a un Padre lejano y
externo a nosotros para soltar encima de él los lloriqueos de nuestra
inseguridad o las quejas y los caprichos ilusorios de nuestro ego; ni mucho
menos tratar de adular a Dios o de comprar sus favores a cambio de forzadas
promesas... todo eso no son sino actitudes infantiles, indignas de un Guerrero.
Rezar, para éste, debe ser, no más, vaciarse de Ego, ponerse en el recuerdo de
Quien Es en Esencia, dejar que su antena mental se centre en el YO SOY que
anima su espíritu, y pasar un rato conectado y completamente a disposición,
ofrecido a Lo Más Alto de Sí Mismo, a las Más Altas Ideas Propias, como limpio
y hueco canal, por si Dios desea enviar algo de su Consciencia a esta dimensión
inconsciente de Su manifestación en la que vivimos, a través nuestro. Eso es
rezar: servir de transmisor entre la Tierra y el Cielo; y no andar mendigando
bobadas ni quejándose de bobadas .
Perdidos enmedio de la selva
se nos hace evidente nuestra insignificancia: la pequeñez, fragilidad y
limitación de la condición humana. Es para derrumbarse a llorar lo inseguro,
mudable y efímero de nuestro estado, preñado de ignorancia, de imperfección, de
error, de decadencia y de muerte... Lo único que mantiene firme la autoestima del
hombre y le da ánimos para seguir viviendo y trabajando para mantener la vida
de su entorno, es su dignidad. ¿Y que es la DIGNIDAD? pues no más el recuerdo
subconsciente, o la intuición, o el anhelo, o la esperanza o la creencia, de
que somos algo más que estos cuerpos de materia cambiante, estas emociones
débiles o alocadas y esta razón ansiosa que sólo nos sirve para descubrir
nuestras barreras e ilusiones y dudar de todo.
Nosotros tenemos una
ventaja: el Daime nos muestra con absoluta claridad que todo el mundo material
en nuestro entorno, igual que nuestros cuerpos, es sólo una construcción mental
nuestra. También nos hace percibir que la mente que los construyó es Una y
Eterna, y que si algo somos nosotros, somos una consciencia, es decir, uno de los
ojos inmateriales de esa Mente Eterna que construye los Universos y juega en
ellos. Así que el Daime nos da evidencia de que Somos eternamente con Lo Único
que de Verdad Es. El Daime me confirma que Yo Soy, más allá de todos mis juegos
en la limitación. Con una evidencia como ésta, la firmeza de mi dignidad no
debería flaquear ni ante las mayores pruebas del juego del vivir, como no
flaqueó ante la pasión, una vez que se entregó, la firmeza de Jesús ni la fe en
su Identidad Mayor, a pesar de su humana angustia y de sus terribles
sufrimientos.
¿Que significa tener
firmeza, la cualidad imprescindible del guerrero o de la guerrera espiritual?
Pues sobre todo, ser comprensivo, compasivo y amoroso sin tener lástima, ni de
los otros ni de uno mismo. COMPADECER es comulgar con el sufrimiento y
limitación de nuestro hermano sin dejar de tener en mente y en lengua que sólo
se trata de un ciclo del aprendizaje de un espíritu tan indestructible y eterno
como el nuestro; y comulgamos con su pasión hasta ayudarle a superarla, porque
Somos Uno y la pasión de ambos y la de todos los seres es la misma. TENER
LÁSTIMA, sin embargo, es dejar de centrarse en el Yo Soy, la Realidad Esencial
de cada uno y de todos nosotros, para aceptar y difundir la imagen cargada de
imperfecciones y limitaciones del ego quejica y pesimista con que nos
enmascaramos o nos enmascaran los que no nos valoran. El valor del amor de una
madre por su hijo, o de una amante por su amado, radica en que, centrándose en
su mejor visión de él, abona y riega su crecimiento en la dirección correcta.
La verdadera compasión es estar con el YO de tu hermano cuando te necesita, mas
no con sus fantasmas.
FIRMEZA es sujetar atenta,
firme y disciplinadamente el tronco de nuestra evolución, para que no se
entuerte; ¿Y sobre qué podemos sujetarlo? pues sobre su raiz, que es nuestro
sentimiento de dignidad, es decir, de hacernos dignos de Aquella Realidad Mayor
que sabemos que Somos. Este SABERLO, no sólo el creerlo, es lo que es la FE; y
la firmeza de la fe que nos guía se demuestra no quejándose jamás: ni de los
otros, ni de nosotros mismos, ni mucho menos de la vida. Así como uno ve el
mundo, el mundo se conforma alrededor; por eso todos somos responsables de que
el mundo en que vivimos sea como es.
Ésta es la CUESTIÓN CLAVE
del destino y de la potencialidad del hombre: si todas nuestras esperanzas y
todos los sueños que impulsan nuestra lucha están dirigidos a la creación de un
mundo mejor y a colmarnos con algo Más Grande... ¿No va a ser nuestra
Creatividad Divina, la misma que colocó en nosotros ese anhelo, suficientemente
misericordiosa como para ayudarnos a manifestarlo?
¡Hay que mostrar que uno es
un guerrero siendo CONSTANTE! ¡Jamás desistir del intento de poner en práctica
aquello que queremos ser! ¡Sin rendirse, ni derrumbarse, ni dudar de la
victoria aquí, ahora y ya! Seguros, como ángeles encarnados, de que la Realidad
en la que vivimos es sólo el fruto de nuestros sentimientos y pensamientos
actuales y previos... ¡Sin vagancia, sin autocomplacencia, sin autojustificación,
ni desánimo, ni lloriqueos, ni cinismo, ni comparación! ¡Con lo único que
podemos compararnos es con lo que éramos antes de que el Intento nos
dignificase! Comenzamos a hacernos verdaderamente hombres o mujeres, no cuando
conseguimos nuestra autorealización, sino cuando logramos superar la inercia y
la pereza mental, emocional y física de nuestra visión rutinaria, la cual,
aunque le parezca muy hermoso el ideal de unificarse con Dios... ¡en el fondo
lo sigue considerando un sueño tan inalcanzable como poético!
No se pueden aceptar las
RESISTENCIAS del ego a entrar en una real disciplina para ser transmutado, ni
sus muchos trucos... él intentará por todos los medios desviar y proyectar su
porquería sobre otros hermanos, dividir el grupo, dejarlo para mañana, sembrar
confusión o desánimo o ridículo en el método elegido para transformarte; o
disfrazarse de santo, fugarse, marcharse, separarse o interesarte por objetivos
diferentes... La dispersión es el estilo del ego; Satanás, como Caín, su primer
medium, es el eterno vagabundo; pero la CONSTANCIA EN LA UNIFICACIÓN, aunque el
mundo parezca destruirse alrededor, es el estilo del Yo Divino. Por cualquier
camino que uno escoja encontrará a Dios, pero sólo si lo recorre
disciplinadamente hasta el fondo.
Si lográsemos mantenernos
limpios como un niño, veríamos a Dios en la selva como los niños lo ven con su
corazón... Dios es el misterio de la Vida, que te hace guiños desde cualquier
lugar al que mires, o desde los ojos de un hermano... pero estamos tan obsesionados
por las cuatro mezquindades que nos preocupan todo el día, que no prestamos
atención... Ahí, el Daime sirve para eso, lo tomas, te limpias, e
inmediatamente percibes que las preocupaciones que ocupaban toda tu atención no
valían la pena, y cuando se esfuman, LO QUE QUEDA ANTE TÍ es la grandeza sin
límites de la verdadera Vida, que es la del Espíritu que somos... hay que
prestarle más ATENCIÓN, asegurar nuestro tiempo de vida real, no perderlo en
fantasías, que la mayor parte de las veces ni siquiera son fantasías
agradables, sino puro maltrato mental que nos damos... quien vive conectado,
vive feliz.
Lo que de verdad somos es un
CANAL, una antena; igual que la liana del Jagube sube, enroscándose a los
árboles mas altos, desde las hojas podridas que forman el suelo oscuro de la
selva hasta el cielo abierto y luminoso, así nosotros somos un medium, un canal
ondulante de limpia energía espiritual, por el que la dimensión espiritual se
comunica con el plano físico y lo alimenta y eleva con su Luz. Pero si nuestra
atención está sólo colocada en mezquindades materiales, la materia se acumula,
tupe el canal y lo cierra, y la Luz ya no puede pasar, ni para el mundo ni para
nosotros, y la vida se convierte en un infierno, que es eso lo que significa la
falta de luz. ¡Hay que prestar atención y permanecer enfocados a lo alto!
¿Imagináis una planta que creciera hacia abajo, que es por donde llegan a ella
el agua y los minerales? pues así vive mucha gente, sólo atenta al suelo de la
Vida.
La LIBERTAD es el disfraz
favorito del egoísmo vagabundo: Es bastante fácil reconocer en nosotros al
demonio de la sensualidad por su aspecto vicioso y al demonio del miedo, por su
continua desconfianza agresiva y malhumorada; pero nuestro mayor trabajo de
examen intencional consiste en desenmascarar al Maestro del Engaño, el demonio
de la autojustificación, que siempre trata de fingirse el Yo Real, la dignidad
virtuosa, la honorabilidad invendible, la firmeza de la justicia, la luz de la
sensatez y, sobre todo... el guardián celoso del libre albedrío humano. ¡Hay
que poner a ese diablo hipócrita en su lugar! ¡La única verdadera libertad
consiste en liberarse de él para siempre, quemándolo en el fuego de la
discriminación y transmutándolo en el Ángel de la Sencilla Transparencia, ese
con cara de niño, que en una mano sostiene su espada flamígera y en la otra las
llaves del Paraíso de los Puros, los que no se preocupan más de la libertad
porque ya saben Quien Son y ya escogieron Lo Mejor!
El MUNDO DE ILUSIÓN no
solamente está ahí afuera; todo cuanto captan nuestros sentidos, todo cuanto
percibe nuestra mente, es ilusión también; las miraciones son sólo imágenes
símbolicas a través de las cuales el Yo Soy nos habla de lo que nos conviene
saber, pero todavía no son la Realidad. Ni siquiera alcanzar la sensación
permanente de lúcido vacío profundo es tocar La Verdad ni la Realización,
aunque se está cerca de sus puertas. EL VACÍO es la última de las ilusiones,
cuando consigues eliminar por fin al ego que todavía percibe al vacío como algo
distinto de sí mismo, habrá un salto de la consciencia, un ajuste, y tu
verdadera naturaleza se revelará en tí mismo como se revela en tí tu ego cuando
despiertas cada mañana. Por ahí empezarás a libertarte de la ilusión, pero
todavía no es eso la iluminación perfecta, ella irá manifestándose poco a poco,
a medida que se amplía tu visión interior y que tu aspecto externo se va
haciendo un reflejo transparente del Yo Total que sientes dentro.
Jesús nos prometió que,
después de Él, vendría el Espíritu Santo a iluminarnos. ¿Y qué creéis que es
eso del ESPÍRITU SANTO? ¿Dios que vuelve al mundo en forma de palomita blanca,
a ver si así nos convence mejor que encarnándose en un cuerpo humano... o el
espíritu de cada hombre o mujer que comprendió a Jesús haciendo el esfuerzo de
santificarse para canalizar en sí a Dios e iluminándose al conseguirlo?...
Nosotros tenemos una gran misión por delante: conseguir que todo un pueblo
realice en sí al Espíritu Santo y se ilumine... si una cantidad suficiente
grande de seres humanos lo logran, no dudéis que transformarán al resto de la
Humanidad que a su Luz se acerque, por puro contagio, igual que un poquito de
levadura transforma a una gran masa en pan bendito...
¿Y que significa
santificarnos y realizarnos?... Pues no es otra cosa que dar pruebas, dar
testimonio, de la santa realidad de aquello que creemos, en la santa realidad
de nuestro propio vivir cotidiano: Si creemos que Dios es Amor, Armonía,
Verdad, Libertad y Justicia y si creemos que somos los Hijos, la Iglesia, el Trono
de Dios sobre este mundo físico, si creemos todo aquello que Jesús y todos los
grandes Maestros nos dijeron que éramos, y si creemos en lo que dice la parte
más pura de nuestro corazón... entonces, REALIZARNOS es hacer real sobre el
mundo a Dios, de tal manera que el mundo pueda ver en nuestro pensamiento,
palabras y acciones, las virtudes de Dios que canalizamos Siéndolo. Siéndolo,
sí, y no, simplemente, representándolo, fingiéndolo o hablando de Él como algo
lejano que está allá arriba en Su Cielo... Y nada a lo que pueda aspirar un
hombre o una mujer es más santo y más grande que ésto.
Esto es lo que yo quiero:
que lo que ha sido la felicidad de las felicidades para mí, que es tener el
conocimiento espiritual dentro, sea también la felicidad de mis hermanos, mi
familia, mi pueblo. Cuando este pueblo, que todavía se está haciendo, que aún
es niño, tenga firmemente anclado a Dios en su mente, sepa que Dios es su
saber, cambiará totalmente sus antiguos conceptos limitantes, mezquinos... o
soberbios, y se hará tan fuerte y tan dueño de sí mismo -apoyado en la mayor
Fortaleza del Universo- que podrá CONTRIBUIR CON SU VERDAD, su amor, su
justicia, su abundancia, su prosperidad y su caridad, tanto con su ejemplo como
con su acción impecables, al cambio del mundo entero, ese cambio imparable y
natural hacia la unidad y la igualdad fraternal de todos los humanos.
Y entonces este pueblo
se habrá realizado, igual que yo me he realizado haciendo caso a lo que Mi Ser
me decía, SIRVIENDO DE BASE, humillándome, HACIÉNDOME SUELO, y desde el suelo
agradecer a Dios a cada momento, para que todo el que la buscara, encontrara
una firmeza humilde pero segura sobre la que elevarse.
El Padrino Sebastián tenía
clarísimo, y no se cortaba en afirmarlo, que había realizado en sí mismo el Yo
Soy; que porque Era sabía, y que opinaba sobre lo que conocía, y no por
especulación ni por haberlo oído de otros.
Con la mayor naturalidad y
seguridad, decía que por haberse realizado como Hombre y haber realizado sus
sueños, era un Dios Encarnado, y que todos podíamos llegar a serlo también si
creíamos lo suficiente en nosotros mismos y en todos nuestros hermanos. Y al
decirlo, no dejaba de parecer lúcido ni modesto, y palabras tan fuertes, que
podrían sonar como una irreverencia soberbia y necia en cualquier otra persona,
sobrecogían a quienes lo escuchábamos con el sentimiento de que la evidencia de
lo que decía se transparentaba a través de él y del debilitado aspecto de su
materia, que, sin embargo, brillaba de Autenticidad, con aquel mismo brillo que
yo había entrevisto antes en la materia joven y serena de Carlos Pacini.
A lo largo de nuestro camino
vital pasamos por numerosos maestrillos y maestros, a los que sólo podemos
comprender si su comprensión de La Vida no se encuentra en un nivel demasiado
por encima del nuestro: ellos nos invitan, a veces con un cortísimo contacto o
con una breve sugerencia, a explorar nuevos espacios de nuestro inmenso campo
evolutivo. A medida que vamos ascendiendo, tambien nosotros, a pesar de nuestra
gigantesca ignorancia, podemos hacer de vez en cuando el papel de maestros ante
aquellos hermanos que vienen detrás y nos lo demandan. Por la Ley del Amor,
todos estamos aquí para ser cuidados y servidos por los más veteranos y para cuidar
y servir a los más novatos que nosotros. Por esa misma Ley, ascendemos de nivel
cuando hemos trabajado bien para ayudar a otros a subir a aquél a donde
habíamos conseguido llegar, en lugar de defender celosamente nuestros mezquinos
logros contra la "competencia".
Pero dichoso aquel que
conoce a un Maestro Realizado, alguien que se ha conocido a sí mismo hasta el
fondo y la cúspide del grado humano, y al conocerse, ha conocido a Dios en su
propia Esencia, meta fundamental de todo ser, cada uno en el extremo de las
posibilidades cognitivas de su nivel. Tras una experiencia así, que desvela
para siempre el Gran Misterio de La Vida, que disipa para siempre todas las
dudas y miedos del ego, definitivamente transmutado en el Yo, ya no existen más
diferencias entre las dualidades aparentes, arriba y abajo, dentro y fuera, lo
individual y el Todo, para este Hombre o Mujer con mayúscula, realizado, feliz,
respirando Seidad por todos sus poros, transparentando el brillo divinal del Yo
Soy a través de su piel tanto como de sus palabras de dulce fuego.
Nada transforma más a una
persona, ni siquiera la más poderosa planta de poder, que este modelo vivo,
cercano, estimulante, de un ser que habiendo nacido como todos nosotros, en la
ignorancia y la limitación, consiguió despertar y conectarse continuamente con
su Ser Cósmico (Nuestro Ser Cósmico), hasta SER Uno con El, que es lo mismo que
SER UNO CON NOSOTROS TODOS EN LO MÁS PURO DE NOSOTROS ...que es lo mismo que
ser El Amor.
Un Maestro es suficiente
enseñanza por sí mismo, por su sola existencia, y poco necesita explicar;
apenas muestra a los demás hombres como se puede llegar a ser un Humano
Completo, alguien que ya no espera "apariciones de Dios", sinó que da
testimonio de la existencia de Dios siéndolo, y al mismo tiempo, amando, lo que
quiere decir confiando y estimulando la manifestación divina en cualquier
hombre o mujer, ya que él sabe donde Dios está. Dios se manifiesta cuando los
seres humanos se estiman, se veneran y se dan valor entre ellos con armonía. En
el Pueblo de Juramidán, se llamaba padrinos y madrinas a las personas con
autoridad moral, esto es, a las que habían desarrollado un cierto nivel de
realización en el amor, reconocible por todos los demás.
Cuando veía al Anciano tan
dolorido por su enfermedad, mi alma me pedía que intentara algo por aliviarle:
Carlos Pacini me había enseñado que si una persona aceptaba voluntariamente
recibir su abrazo, aquél que él daba en nombre del propio Yo Mayor del
abrazado, que es el mismo Espíritu Divino que anima a cada hombre, sus bloqueos
energéticos podían deshacerse o relajarse en un momento... pero El Padrino era
todo el jefe de una Iglesia y yo me preguntaba como reaccionaría ante la oferta
de la transmisión de la energía de un hombre desconocido supuestamente autorealizado
y por intermedio de un extranjero que aún no era mas que un buscador... Lo
pensé mucho, pues hasta me parecía presuntuoso por mi parte proponérselo, sobre
todo después de haber mostrado tan estúpidamente toda mi inmadura vanidad en
nuestro primer encuentro; mas, al fin, me armé de valor y lo hice.
El Padrino demostró su buena
fe (fe en mí, a pesar de mis carencias) y su humildad, escuchándome con toda
atención y respeto y diciendo al final tan sólo:
-Pues venga ese abrazo.
Pedí un tiempo para prepararme
bien y la mañana acordada fuí a la cabaña aislada donde él hacía un retiro con
su esposa. Estaba muy abierto y se quedó muy contento despues del abrazo, que
transmití tratando de vaciarme completamente de ego, de hacerme un puro canal.
Brincó alegre y se sentó en el suelo como un chiquillo y me llamó sonriente a
su lado con grandes gestos. La Madrina Rita parecía asombrada.
- Ahora yo te voy a dar lo
que yo sé - me dijo como con complicidad.- y lo que yo sé son tres cosas:
"La primera cosa que sé,
es amar a Dios con locura."
"La segunda, que en
cualquier parte donde un hombre quiera construir algo, no para su propia
vanidad ni lucro, sino por verdadero amor a Dios en la Humanidad, en la que Lo
reconoce y se reconoce, los más poderosos espíritus del Astral y los mejores
hijos de Dios sobre la Tierra estarán de ojo en él para ayudarle. Y ésto lo sé
porque fué lo que ocurrió conmigo."
"Y la tercera... es un
consejo que te doy para aprovechar a fondo el poder del Daime: estudia en la
miración tus vidas pasadas y fíjate a que tipo de trabajos te dedicabas y con
que tipo de personas. Cuando lo tengas claro, no desperdicies más tus energías
en esta encarnación con otras actividades. Vuélcate enteramente a aquella para
la que fuiste emanado como espíritu y poco a poco se te irán juntando los
compañeros que fueron emanados contigo para ser células del órgano cósmico
creado para realizar vuestra misión. Realizándola, os realizareis".-
Éstos fueron los consejos
que recibí de él y yo los llamé las Tres Esmeraldas del Padrino Sebastián. Algo
después de su muerte, pinté en Rio de Janeiro un gran cuadro en el que se veía
al Padrino removiendo el Daime, mientras la Reina de la Floresta, detras de él,
arrojaba el Agua de Vida en la olla como desde una cascada. Por el revés del
cuadro, escribí las Tres Esmeraldas, y luego fuí a ver a su yerno, jefe de la
colonia carioca del Santo Daime, llamada Ceu do Mar, y se lo entregué para todo
el Pueblo de Juramidán, rogándole que lo enviase a Mapiá. Aquel bravo
comandante de guerreros, del que muchos decían que tenía corazón de jaguar, no
pudo contener la emocionalidad, y un par de lágrimas empañaron sus ojos cuando
desenrollé el lienzo ante él.
Comentando un poco las Tres
Esmeraldas -supongo que con las recibidas por cada uno de sus discípulos se
podría juntar un tesoro incalculable- apuntaré, en primer lugar, que la locura
de amor del Padrino por Dios se expresaba de la más sana de las maneras: dando
ejemplo de confianza ilimitada en la divinidad interna de cada hombre o mujer,
esto es, valorando al hermano. Y denunciando la maledicencia desvalorizadora y
disgregante, pero, al mismo tiempo, asumiéndola pacientemente sobre su corazón
redentor, para hacer el Intento de transmutarla en Amor Fraternal Comunitario,
aceptando, con ella, el dolor que cargar la cruz de la negatividad que su
Pueblo conllevaba.
Sobre la Segunda Esmeralda,
es fácil ver que para el Padrino, el trabajo de intentar la manifestación del
Cielo en la Tierra era la realización misma y el amor puesto en acción; trabajo
desapegado, rendido al servicio del Yo Colectivo, alegre, consciente, humilde,
limpio, atento, ordenado, perfecto, constante... y que confiaba siempre en
hacerse con ello digno canal de poderes mayores que los propios para llevarlo a
cabo, y que lo conseguía.
Y sobre la Tercera...
conviene tener mucho cuidado con la presunción espiritual, con las fantasías
del ego que se disfraza de santo para parecer el Yo. Cuidado con ir en busca de
visiones de vidas pasadas y traerse sólo reyes y reinas y profetas y apóstoles
y personajes gloriosos de las historias que hemos leído o escuchado. Nuestro
Yo, en realidad, es el Yo de toda la Humanidad y el Yo Eterno; y todas las
historias son suyas, porque El es el Único Ser viviendo todas las vidas del
Universo en un presente continuo y circular. Los recuerdos del pasado que el
Daime nos trae, si efectivamente él los trae y no son una fantasía añadida o
una de las falsas y vanidosas interpretaciones del ego, son las sugerencias,
las representaciones pictóricas, que nuestro Yo Superior nos hace para orientar
el camino que actualmente recorremos. Importa poco si estas visiones son
realmente retazos de vidas pasadas de un espíritu individualizado o sueños o
imágenes simbólicas, arquetípicas y colectivas, del Teatro Divino; lo que
importa es el mensaje del Subsconsciente, del Supremo Artista Creador, que nos
llega a través de esa anécdota, aquello que nos hace reflexionar para enderezar
y animar nuestra caminada hacia lo que es nuestra necesaria misión en el
engranaje cósmico, por modesta que sea; y no para inflar todavía más nuestra
autoimportancia presumiendo de haber sido Salomón, Elías, Saint Germain, o la
suma sacerdotisa de los Incas.
Si damos a nuestra
consciencia tamaño y visión de partícula subatómica y con ella contemplamos eso
que llamamos nuestro cuerpo, vemos, que, en última instancia, la materia que
nos envuelve y en la que residimos, está conformada por un baile rítmico y
geométrico de puntitos bipolares de luz que contienen información. Por ahí nos
acercamos a nuestra esencia: luz mental cargada de información sonora, que se
combina "ad infinitum" para generar más información: El interminable
juego del Ser autoconociéndose.
Nuestros genes son
microuniversos que contienen en sí, como cada parte de un gran holograma, toda
la información que el Ser generó desde que el primer gen humano fué usado como
contenedor de la Consciencia Divina. Hay una correspondencia entre los chakras
humanos y los filamentos luminosos que componen el ADN: a medida que se van
alineando ordenadamente nuestros chakras, comunicándose conscientemente y
encendiéndose, también en el inframundo genético se van alineando, comunicando
y encendiendo más filamentos de ADN, y la ingente memoria cósmica o Archivo
Akáshico Colectivo y nuestras infinitas identidades eternas, y la información
divina contenida en ellas, se pone a nuestra disposición, de la misma manera
que la ingente Red Internet y todos sus universos de información humana se
despliegan ante nuestra pantalla cuando aprendemos a utilizar correctamente los
mandos de un ordenador...
Así fue como todos los
grandes Budas se iluminaron. Prestar atención a Lo Que Somos, es decir,
meditar, es la clave. Y reorganizar nuestras potencias para llevar luz hasta a
la más oscura de las partes del Ser, la misión. Los mayores talentos que aún
hemos de adquirir, porque nos corresponden, duermen en nuestros infiernos
interiores.
Y a propósito de la misión:
Conviene que recordemos que rarísimo es el trabajo realizado por una sola
célula. Generalmente hacen falta varias bien unidas para formar un órgano que
realice una función. Tenemos que estar atentos, abiertos y activos para
reconocer con el corazón, igual que se reconoce al alma gemela, a nuestros
posibles colaboradores, para poder solidarizarnos primero y asociarnos después
con ellos de manera eficaz en el momento oportuno. Hay muchas formas y grados
de comunidad constructora de un mundo mejor.
Ya sea usando un estimulante
psicoactivo para aprender emotiva e intensamente a meditar y recordarse, o no
usándolo, un verdadero guerrero o amazona de La Vida debe ser capaz de seguir
el camino, tendencias intuitivas o vocación innata que han vibrado amorosamente
en su propio corazón desde siempre, ya que el amor es el cauce de la
consciencia; y le conviene confiar en su intuición para abrirse a las señales y
los encuentros mágicos que La Vida pondrá a su paso; encuentros en los que La
Vida se revestirá de variadas formas para entregarle sus instrucciones y las
herramientas con las que realizar su misión, a fin de que, cuando ya ésta se ha
esbozado claramente ante él, pueda entregarse al trabajo hasta el fondo sin la
menor duda, rebeldía ni desvío, aceptando disciplinadamente los retos, las
dificultades, las derrotas, las demoras... y la organización natural con que se
ha esbozado el equipo destinado a realizarlo, viendo a La Vida, Dios, dentro de
todos sus camaradas, ya sean sus subordinados, sus iguales o sus jefes y
confiando en ellos como se confía en la propia esposa o en los hijos.
Cuando hoy, siete años
después de recibirlos, transcribo estos consejos del Padrino, siento que,
aunque tengan valor universal, son también una receta específica para curar la
enfermedad espiritual particular que el gran medium sanador descubrió en mi
propia alma cuando me caló con su ojo sabio de Hombre Realizado... mi mente
vagabunda ha necesitado estos siete años para aceptarlos, digerirlos y
comprobar, a lo largo de muchas otras experiencias, que efectivamente, son la
medicina que mi ánimo más necesita. Pido a Dios, y al espíritu del Padrino en
Él, que me dé valor, vigilia y energía para ponerlos en práctica ya, y hasta el
fondo de mis posibilidades. Lo escribo ¿casualmente? en el Día de San Juan de
1996, la gran fiesta del Pueblo de Juramidán.
A pesar de haber tenido
relativamente poco contacto personal íntimo con el Padrino -su dolencia lo
mantenía algo retirado y todos lo amabámos y tratábamos de no molestarle- lo ví
muchas veces en mis miraciones. La Ayahuasca facilitaba el desdoblamiento
astral y la comunicacion telepática. Las sesiones estaban llenas de él.
...O, mejor diría, llenas de
su Identidad Cósmica, facilmente comunicable por resonancia cuando el trance
del Daime nos hacía alcanzar, aunque fuera mínimamente, la disolución de las
falsas máscaras tras las que siempre ha estado nuestra propia Identidad
Cósmica, que era la misma del Padrino, y de todos los Maestros, encarnados o
ascendidos, y de todos los seres realizados de todas las dimensiones, ya que no
existe sino un solo Ser, Maestro de Sí Mismo, en todo el Universo, y en Él están
contenidas todas las individualidades -o personajes que representa- a lo largo
de su eterna manifestación, y todas las vidas de estos personajes.
Igual que sólo hay un agua
en el Planeta Tierra, aunque parte de ella esté haciendo de mares, parte de
ríos y lagos, parte de hielos, parte de nubes y vapor atmosférico y parte
conforme el volumen principal de los cuerpos de todos los seres vivos... Y en
cualquier molécula de esos estados de manifestación del agua, se encuentra la
misma chispa divina y la misma percepción y memoria de si misma que se
encuentra en el poderoso Arcángel o Suprema Consciencia del Elemento Agua
Planetario, que rige todas las transformaciones y suprema organización y
evolución viva de este componente de la eterna Energía Divina; que es el mismo
que, a un nivel menos material de vibración, conforma todo nuestro Mundo
Emocional.
Sebastián Mota sabía ésto
porque ERA, y así prometió a sus sucesores y discípulos que estaría siempre con
ellos si resonaban con él a través de todas las dimensiones de la Eterna
Existencia, en el mismo Espíritu de Verdad. El Padrino incluso añadió que el
día en que su pueblo consiguiera dejar a un lado la desvalorización del hermano
y comenzara a vivir de verdad en armonía, él regresaría entre ellos, para renovar
y actualizar su Doctrina, como Jesús había hecho con la Ley dada por Moisés a
los judíos.
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