Algunas otras sesiones eran
de limpieza y cura, y normalmente se celebraban en la Casa de La Estrella,
edificio de madera no muy grande de tejado cónico y doce lados, que se había
construído siguiendo las instrucciones canalizadas "del Rey Salomón"
como hermético condensador arquitectónico de las energías grupales. Por la casa
de la Estrella tenían que pasar los enfermos y, al menos tres veces, todos los
visitantes, para limpiarse de las vibraciones del "Mundo de Ilusión"
del que provenían, y para afinarse mínimamente con la onda de los mapianos o de
los visitantes más sabiamente integrados, los que, de verdad, lograban vivir
"El Cielo" de Mapiá, es decir, en un estado de consciencia conectado,
que comenzaba por conectar amorosamente con la Comunidad.
Se convidaba a los enfermos
a que se acostaran pasivamente sobre un colchón en unos cuartitos anexos, y a
que se relajasen y abriesen. Los guerreros y guerreras se apiñaban todo lo que
podían en el reducido espacio, cada uno compuesto en su lugar de la rueda
energética. Y los padrinos o madrinas más conectados de la comunidad se
sentaban en el centro, alrededor de una mesa en forma de estrella, desde donde
canalizaban las energías curadoras de sus guías, sostenida su vibración por los
cánticos del colectivo. Se tomaba un Daime superespeso, concentradísimo, casi
miel, pero hiel, de amargo y de pesado, que actuaba rápidamente como removedor
de cualquier negatividad encostada y que hacía que la mayoría de
nosotros se disolviese en vómitos al tiempo que vivía un intenso proceso de
autoaclaración interna acerca de las causas espirituales de su dolencia.
Más tarde, en el momento
oportuno en que la intuición del "Guardián de la Santa María" se lo
dictaba, se abría el corazón y el ánimo de los participantes con una pitada o
fumada ritual de hojas de una planta sedante; y por fin alguien hacía un
anuncio: "Segunda toma" y, aunque el cuerpo se revolvía sólo de
oírle, todos se entregaban valientemente a la tremenda purga, a un nuevo lavado
energético de himnos, y al proceso de conscienciación paralelo, que acababa de
limpiar cualquier residuo de negrura astral. Muy raro era que hiciese falta una
tercera toma.
Las "Padriños" y
"Madriñas" del Pueblo de Juramidán, aquellos que vivían en la
frecuencia más conectada, demostraban claramente, no con palabras, sino por su
amoroso brillo armonizador, que "estaban" en este mundo, el de los
pobres sufridores automatizados, y que lo compartían, igual que un maestro
comparte amigablemente con los párvulos el aula, pero que vivir,
"vivían" en otro mundo, o en otra dimensión de éste (que ocupaba el
mismo espacio y el mismo tiempo): el de su celebración continua de la maravilla
que es La Vida y en el de la Luz que resultaba de su celebración, luz que repartían
por doquier, espontaneamente, sin proponérselo siquiera, tal como los astros
hacen, a aquellos hermanos y hermanas que pasaban por balanceantes períodos
demasiado nocturnos.
En estas Sesiones en La Casa
de la Estrella -edificio circular, bien cerrado, para que sirviese de
acumulador de energía fluyente, y cónico, para que ésta fluyera hacia arriba-,
al igual que en cualquier terreiro (centro ceremonial) de Candomblé, de Umbanda
o de Espiritismo Cristiano, y apoyados por la energía grupal de los guerreros y
guerreras que se ordenaban a su alrededor, cantando himnos y llamadas a los
orixás o espíritus curadores, los mediums iniciados incorporaban entidades
desencarnadas provenientes de las dimensiones baja y media del Astral .
Esas regiones
energéticas semidensas son las partes de nuestro Subconsciente Colectivo mas
próximas a la dimensión física, por donde erran toda clase de espíritus de baja
intensidad luminosa. Aquellos que estaban tratando de hacer méritos para
elevarse eran los que colaboraban con nosotros (al tiempo que con su propia
elevación), dando consejos, limpiando el aura de los pacientes, prescribiendo
remedios naturales o practicando sobre el imaginal operaciones quirúrgicas
completamente increíbles para un europeo... mas, sin embargo, extraordinariamente
efectivas, ya que numerosos deshauciados se recuperaron allí, saliendo luego a
caminar limpios y renacidos como bebés, hacia una segunda vida de su vida...
...O, cuanto menos,
aquello les llevaba a aceptar con alivio la muerte inevitable, a la que ya no
se veía como un agujero negro aterrador, sino como una liberadora vuelta a
nuestra eterna casa, aquella por donde volvemos a pasar entre cada una de las
infinitas manifestaciones de Nuestro Ser en Sus infinitas Moradas.
De esas curaciones o alivios
se está recogiendo abundante documentación testimonial; la Medicina del Tercer
Milenio consistirá sobre todo, en aprender a mantenernos directamente
canalizados con la Fuente de La Eterna Juventud: Dios, la Suprema Armonía, y a
utilizar la imaginación conectada y sentida para re-establecerla sobre las
estructuras psico-corporales desorganizadas.
Uno o dos fiscales videntes
afuera, y otros en el interior cuidaban, en colaboración con los Aliados
Astrales, de que las energías negativas que el trabajo curador desenganchaba
del aura de los “obsediados”, fueran expulsadas o transmutadas realmente.
También se encargaban de mantener a raya a las miríadas de “oscuros” que por
toda parte pululan tratando de prenderse a algún alma débil para chuparle su
luz.
También deshacíanse trabajos
de magia negra, Macumba o Quimbanda, muy común en el Brasil y, a veces, se
llegaba a luchar duramente contra entidades obsesoras que se negaban a
desprenderse del cuerpo etérico de la persona a quien vampirizaban.
Nacido en la verde y nubosa
Galicia, que es tierra céltica de brujas, fantasmas y apariciones, pero también
de demasiada superstición e ignorancia, mantenidas por el predominio continuado
de una estructuración social alienante que ha separado al pueblo de las fuentes
de su cultura, estas historias de ultratumba atraían, por un lado, parte de mi
atención imaginativa con un cierto fascinio, pero por otro, para mí estaba
claro que todo eso formaba parte del lado poético, fantasioso, deformado y
folklórico de lo que quedaba de los mitos ancestrales, igual que la ficción
literaria de las leyendas y los cuentos, y que de ninguna manera se podía tomar
en serio ni mezclar con la realidad racional de la vida cotidiana.
Sin embargo, al comenzar a
introducirme en el Espiritismo Brasileiro, se me hizo evidente que nuestra
realidad racional e individual es apenas una parcelita muy pequeña de un campo
de realidad inmenso e invisible, en cuyos niveles medios nuestra aparente
individualidad se diluye, para convertirnos en un haz o en un colectivo de
consciencias. En un nivel más alto todavía, el colectivo se unifica en una sola
Consciencia Universal, la del Ser Que Es, que interactúa eternamente Consigo
Misma.
Años antes, en la bella isla
fluvial de Mosqueiro, cerca de la desembocadura del Amazonas en el Atlántico,
donde nuestra hija menor nació, mi compañera y yo nos hicimos amigos de un
"Pae de Santo", medium o sacerdote de Umbanda, muy joven y muy buena
gente, llamado Lico. Fue con él que asistimos a las primeras sesiones de
incorporación espírita sanadora. Lico recibía principalmente, tras una especie
de bailado, a un guía del Astral de la línea de Marte-Ogún, que había sido un
poderoso guerrero indígena, un caboclo, llamado el Señor Rompe-Mato, tan noble
como rudo; cuando lo incorporaba, los músculos gráciles del cuerpo joven de
Lico parecían hincharse, como si su energía se triplicara, al tiempo que se
encorvaba su espalda, siempre el brazo izquierdo doblado y el puño cerrado
contra ella, como si retuviera allí alguna energía de reserva o conexión,
mientras que se endurecían sus facciones. También su voz sonaba distinta, y su
manera de hablar.
Incorporado en nuestro
amigo, el caboclo Rompe-Mato recibía al anochecer a numerosos pacientes con
problemas y angustias en una arenosa playa del Gran Río, trabajaba con sus
relaciones astrales, deshacía traumas subconscientes, daba consejos y
prescribía remedios naturales para las dolencias físicas, que a menudo se
curaban. Era un trabajo caritativo de ayuda psicológica (o espiritual)
totalmente gratuíto, que consumía gran parte del tiempo de Lico y que también
lo obligaba a vivir en disciplina, oración, meditación y buena onda, ya que su
alianza y ligazón interna con sus guías iba pareja con su compromiso de
adoctrinarlos y alimentarlos espiritualmente varias horas al día, para
ayudarlos en su evolución astral.
Todo eso nos encantaba, pero
no dejaba de parecernos un teatro, en el que Lico curaba a la gente de males
imaginarios por sugestión, simplemente revistiéndose de una personalidad
poderosa y sobrenatural en la que la gente simple y supersticiosa pudiese
confiar, mejor que en la frialdad profesional, burocrática y casi robótica, de
los médicos mal pagados que una Sanidad Estatal masificada y anónima asignaba a
los humildes.
Creíamos tan poco en la
realidad de aquellos supuestos espíritus que se incorporaban, que llegamos a
ofrecer nuestra casa a Lico para que celebrara una sesión semanal de
espiritismo con unos mediums que estaba preparando.
Una noche, cuando ya
estábamos todos reunidos, y viendo que Lico se retrasaba muchísimo, autoricé,
como dueño de la casa, a abrir la sesión sin él... y se desató el caos.
Comenzaron a incorporar descontroladamente diversas entidades muy alborotadoras
y, al poco, ya había tres o cuatro mediums contorsionándose al mismo tiempo
alrededor de la mesa, uno de ellos poseído de una manera tan fuerte por una
energía tan extraña y tan turbulenta que me hizo tomar consciencia, de repente,
de que había sido una total irresponsabilidad mía abrir aquella Caja de Pandora
que, al parecer, contenía algo más que fórmulas de autosugestión.
Cuando mayor era el caos, y
ya estábamos a punto de entrar en pánico sin saber que hacer, se me ocurrió de
pronto que si todas aquellas energías diabólicas parecían tan reales, de la
misma manera podrían serlo las entidades divinales de la mitología cristiana en
la que se nos había educado, y me centré fervorosamente en la oración, pidiendo
ayuda a Lo Alto.
La oración pareció llevar un
poco de calma a mi ánimo en medio de toda aquella escandalera, y sólo entonces
acudió a mi mente un nombre que en alguna parte había leído u oído: Astrea,
jefe de la policía del Astral. Parecía cosa de cómic.
Sin embargo, era lo único a
que podía agarrarme en ese instante, así que me levanté, y con firme voz y mi
mayor seriedad invoqué, en nombre de la mesa espírita consagrada, al espíritu
de Astrea, para que se llevase de nuevo al Astral a todas aquellas agitadas
entidades.
Y, ante mi alivio y asombro,
la invocación surtió efecto; los mediums se quedaron inmóviles de repente; poco
a poco, fueron recuperando sus personalidades habituales y la calma volvió a la
sesión. Todos los presentes nos centramos entonces en oraciones tradicionales,
agradeciendo sinceramente habernos librado de aquello. Cuando Lico apareció por
fin, se dedicó a re-energetizar a los mediums y fué extraordinariamente
delicado con mi irresponsabilidad, dándome un toque suavísimo -a la brasileira-
para que anduviera más atento con lo desconocido, sin reprocharme
nada.
Pero durante todo el mes
siguiente había una vibración pesada en la casa y sentíamos que extrañas
presencias invisibles nos rodeaban, como esperando una nueva ocasión para que,
abierta la puerta entre las dimensiones, pudiera organizarse de nuevo una
parranda brujil... Tuvimos que acabar mudándonos de casa y de barrio.
Un año después ocurrió la
única experiencia espontánea de visión clarividente, sin estimulante químico
alguno, que tuve en mi vida... ocurrió en el mismo Mosqueiro, en el año 1986:
estábamos en plena temporada turística y yo me había pasado todo el fin de
semana pintando retratos a los veraneantes. Pintar es una actividad que se
realiza con el tercer ojo, el cual equilibra en una armonía expresiva los datos
recibidos por los dos ojos físicos cuando éstos se entrecierran.
Pintar retratos además,
supone la captación intuitiva de la energía o carácter del retratado, junto con
su imprescindible parecido físico, en un corto espacio de 15 a 20 minutos de
pose, lo cual es casi una actividad adivinatoria, absolutamente propia del
hemisferio cerebral derecho, que supone una inmensa concentración sobre el ojo
interno... Yo no había parado de trabajar seguido durante todo el día, así que
sentía el latir de mi glandula pineal como si tuviese un pequeño martillo
blando golpeándome ritmicamente la frente, entre los ojos, desde el interior
del cráneo.
De repente, tras firmar una
obra y entregarla, me di cuenta de que el gran disco rojizo del sol tropical
comenzaba a caer a pico sobre el río-mar, cuya otra orilla casi no se alcanzaba
a ver en el horizonte. En torno a mí los chiringuitos playeros se estaban
vaciando y los veraneantes regresaban a sus casas con el fin de la tarde.
Mis posibilidades de seguir
trabajando se habían acabado: los únicos clientes que quedaban en las terrazas
de la playa de Murubira eran los borrachos, que rumiaban el fracaso de más un
día tirado por la borda, apalancados sobre mesas cubiertas de botellas de
cerveza vacías que el camarero sólo retiraría al contarlas para cobrar la
cuenta. Y yo, por experiencia, sabía que aquel tipo de público, si bien pudiese
acceder facilmente a hacerse un retrato a cambio de compañía para su vaciedad,
no serían capaces de estarse quietos durante la pose, ofrecerían una imagen
patética a mi lápiz y, por mucho que los tratase de humanizar, se mostrarían
probablemente conflictivos a la hora del pago.
Así que, dando por
finalizada mi jornada, me dejé derrumbar sobre la primera silla a mi alcance,
aún con mis materiales de trabajo entre las manos, y permití a mi cuerpo y a mi
mente relajarse profunda, profunda, profunda y gratamente.
Entonces ocurrió:
Ante mí, a menos de tres
metros, había una mesa llena de botellas con dos hombres semiinconscientes,
repatringados en sus asientos, que todavía sorbían de sus copas; y tras ellos
yo estaba viendo claramente, con mis propios ojos bien abiertos, a una especie
de enormes pájaros que los sorbían a ellos con sus picos, largas trompas o
tubos cónicos que mantenían clavados en las nucas de los bebedores.
Sus formas se presentaban
bastante bien definidas, pero vaporosas, casi transparentes, como globos
plásticos hinchados, teñidos de colores fuertes y sucios; cada bebedor tenía a
tres o cuatro de aquellos pajarracos acoplado a la médula de su columna
vertebral, y cuando tragaba hacia la garganta y el estómago la parte líquida,
material, de la cerveza, yo podía ver claramente como el espíritu del alcohol,
sus fluídos etéricos, ascendía trompas arriba, chupado avidamente por los
repugnantes bichos, que se llenaban con la energía de sus parasitados, lo que
hacía que, por un momento, sus sucios colores pareciesen brillar más.
Con la consciencia de estar
ante una oportunidad única, vencí mi sorpresa inicial y esbocé rapidamente lo
que estaba viendo en un papel con una barra roja de cera; al hacerlo, debí
activar mis mecanismos habituales de percepción lógica, los del otro
hemisferio, con lo que la visión se desvaneció y sólo quedaron de nuevo ante mí
los infelices bebidos-bebedores bajo el resplandor rojizo del sol poniéndose.
No se repitió el fenómeno
por mucho que traté de relajarme; más tarde reforcé mi esbozo a bolígrafo y lo
enmarqué en azul; lo conservo como una curiosidad vivencial entre mis álbunes
de viaje.
Cada vez que paso por una
taberna o por un barrio de copeo vuelven a mis sentidos las sensaciones de
repugnancia que me causó la visión de los demoníacos elementales del alcohol;
sé que están ahí, agazapados en la sombra o entre las cubas, impregnados de
olor a fermentación, esperando a que cualquiera abra sus defensas
etérico-psíquicas para acoplarse a su nuca y vampirizarlo, pidiéndole más y
más. Desde entonces guardo una prudente distancia con respecto al alcohol, a
pesar de haber sido educado en su cultura; Y estoy seguro de que atrás de cada
vicio o cada pasión de un hombre -y la más alta virtud se puede volver un vicio
cuando perdemos su control y su equilibrio- hay una pandilla de parásitos
astrales estimulándolo, encadenándolo y chupando su médula, sin importarles
llegar hasta las últimas consecuencias.
Cuando pocos años más tarde
volví a abrir mi visión astral, esta vez usando un psicoactivador, es decir,
entrando en el trance provocado por los elementales de la Ayahuasca, pude ver
como cada persona va siempre acompañada por un grupo, a veces numeroso, de
entidades astrales: espíritus aliados u obsesores prendidos a su energía, que
pueden parecer ángeles o demonios según la calidad de ésta.
Además de eso percibí
claramente como cada uno de nosotros somos una legión más o menos conjuntada de
diversas entidades inconscientes, semiconscientes, conscientes o superconscientes,
cada una con su karma o memoria positiva o negativa determinante, y con su
propio carácter, que viven al mismo tiempo en todos los Planos de Manifestación
del Ser. Y que sólo estamos aparentemente individualizados en el Físico y en el
Astral Bajo y tal vez Medio (lo que quiere decir que todas, o la mayoría de las
entidades que nos conforman sepusieron de acuerdo en diseñar una imagen
colectiva que las resuma y represente, la llamada personalidad). De manera
análoga, el pensamiento sostenido de todos los seres humanos sobre el mundo, es
lo que determina que el mundo -que no es sino nuestro espacio mental próximo-
tenga el carácter o personalidad y hasta las leyes físicas que actualmente
tiene (o que aparenta tener para nosotros). Eso se llama el Paradigma, y cada
época construye el suyo, que determina, incluso, la media de vida de sus
participantes.
Los físicos cuánticos, por
otra parte, han descubierto que el comportamiento de la energía universal es
caótico, y que sólo se estructura en un sistema de leyes que conforma un mundo
cuando nuestra propia mente imagina un paradigma o conjunto de circunstancias
que ordenan al caos que nos envuelve en un cosmos.
Además, no cabe duda de que,
aumentando la vibración, la Realidad se modifica y la consciencia se expande:
en el Plano Mental Superior ya no cuentan nuestras personalidades psicológicas
celulares, sino sólo nuestro Ser Planetario; y de ahí para arriba tan sólo
nuestras Entidades Cósmicas Mayores; hasta llegar al Plano Espiritual
propiamente dicho, donde cualquier diferenciación, dualidad o paradoja aparente
se diluye en nuestro Ser Divinal Unimúltiple, que representa, a través de
millones de formas imaginadas, todos los papeles vivos de Su sueño creativo.
Lo que de manera más
sensible vivenciamos todos los días consciente o inconscientemente, son las
relaciones entre el plano Astral y el Físico: LOS INVISIBLES DEL ASTRAL nos
acompañan y nos influencian a toda hora, dependiendo eso que llamamos
providencia, suerte o destino, en gran parte, de nuestro grado de resonancia de
antipatía o simpatía con ellos.
...Todo lo cual
fué registrado literariamente en la más antigua tradición cultural europea,
cuando los Dioses Olímpicos apoyan o combaten en la Ilíada a los héroes de la
Guerra de Troya, usándolos como peones de ajedrez físico en su propio combate
astral entre ellos; o tejen combinaciones de "casualidades" alrededor
de nosotros que desencadenan hechos imparables, y no hay más remedio que
aliarse con sus fuerzas positivas, o que defenderse de su negatividad, para
poder controlar minimamente nuestro destino.
... Y no vale desentenderse,
ya que las energías del Astral son las de nuestro propio emocional, individual
o colectivo... Según como cuidemos o no de mantener armónico o desarmónico
nuestro ánimo y nuestros humores, así serán las energías que atraigamos a
construir cotidianamente el mundo que nos rodea y todo lo que somos.
Es propio del trabajo
espírita considerar, en cierto nivel, que aquello que se manifiesta en el mundo
físico como nuestra identidad individual no es sino la punta del iceberg que,
en el plano subconsciente, conforman innúmeras entidades astrales, ya innatas y
personales o ya ajenas, y agregadas por afinidad -la legión de nuestros egos, o
la parte mas afín a nosotros del Inconsciente Colectivo de que habló Jung-, a
los cuales debemos llegar a reconocer, permitiendo que se expresen a través
nuestro.
Además, por bajo que
sea su nivel de consciencia, es deber ético de caridad fraterna aceptarlos y
asumirlos como parte nuestra, controlar su influencia sobre nosotros,
adoctrinarlos con paciencia y con constancia (eso es lo que significa conocerse
a uno mismo)... y darles oportunidad de que vayan aprendiendo a utilizar de
manera positiva sus potencias, transformando así en aliados de nuestra misión a
nuestros demonios o a los espíritus vagabundos que han conseguido pegarse y
fundirse a nosotros, a ser atraídos a nuestras energías más bajas
por resonancia e identificación...
Un maestro mexicano que tuve
posteriormente, llamaba a esa legión de egos que nos conforma "NUESTRAS
RELACIONES" y decía que todos estos espíritus interdimensionales -que, en
realidad, no son sino los distintos personajes que el Ser Supremo y Unico
representa- están ligados a nuestra propia evolución y, según su nivel de
consciencia y de poder, nos pueden ayudar o precisan ser ayudados por nosotros.
Los que tienen verdadera
capacidad para ayudarnos, aunque sólo lo harán si se lo pedimos, son las
entidades que, conformando nuestro Yo, emiten una calidad de energía-consciencia
más elevada que nuestro ego habitual o, hasta elevadísima, comparada con él:
Desde la de nuestro Yo Cósmico, Sus altos Arcángeles y Regentes Planetarios,
entre ellos el del propio Planeta Tierra, los grandes avatares y los grandes
guías de la Humanidad, los maestros ascendidos, los santos y santas... hasta
los ángeles que incorporan nuestras virtudes más puras y aquellos otros,
llamados guardianes, que inspiran nuestro mental y nuestra base ética (la voz
de la conciencia) o, simplemente, nos avisan de posibles peligros...
Todos ellos, a quienes
algunas Escuelas llaman La Gran Fraternidad Blanca, están normalmente velando
por nosotros, igual que cada persona cuida, o debiera cuidar, de la limpieza,
salud y bienestar de los sistemas, órganos y células de su cuerpo, de su casa y
de su medio ambiente, por la cuenta que le tiene, ya que todo es parte del todo
que somos.
Y dependiendo de la amplitud
de consciencia de nuestro cuidador, él cuida -y se hace responsable por ello
ante La Vida- de parcelas más o menos amplias de la Entidad Multidimensional
que somos, ya sea, por ejemplo, la de nuestro Ser Planetario, o la de nuestro
Ser Humanidad o la de nuestro Ser Celular Individual... Siempre permisivos y
tolerantes con nosotros, siempre respetando nuestro libre albedrío para decidir
y experimentar por nosotros mismos, porque es nuestra única manera de
aprender...
Como consecuencia de la Ley
Universal del Amor, dentro de la Hierarquía o de la Escala de la Consciencia
General, cada ser tiene como maestros a otros seres que, sin necesidad de haber
llegado a un tipo de consciencia que podríamos llamar divinal, se encuentran,
sin embargo, en un nivel ligeramente superior al de sus circustanciales
discípulos. Un ser puede ser ahora maestro y mas tarde discípulo de aquellos a
quienes orientó, como ocurre con muchos hijos que, después de haber sido
protegidos e intruídos por sus padres se convierten, ya de adultos, en guías y
protectores de éstos.
Todos los Seres son hermanos
emanados, al mismo “tiempo” eterno, de la misma Fuente Primordial; mis hijos
recibieron de mí hace pocos años tiernos cuerpos jóvenes, pero sus espíritus
son tan viejos como el mío. Yo estoy, apenas, representando el papel de su
Hermano Mayor Iniciador en ésta encarnación, y en otra, los papeles podrían
invertirse. Así un padre debe ser infinitamente atento y servicial con sus
hijos, y respetar, estimular y facilitar al máximo sus tendencias positivas
profundas y sus particulares vocaciones innatas, que son, sin duda, los
trabajos y misiones que vinieron a realizar en este plano.
Como amorosos Hermanos
Mayores nuestros que son, los Seres Expadidos de la Gran Fraternidad
del Ser Unimúltiple procuran no interferir con las voluntades de los Seres Aún
Densificados, al menos que sea absolutamente necesario o si se lo demandamos.
Y, eso sí, mantienen en nuestras consciencias correspondientes la semilla del
Plan Cósmico para cada ciclo, a fin de que tendamos a colaborar con él,
ajustándola a nuestros particulares tipos de comprensión, según estemos más o
menos vibracionalmente expandidos.
Aunque saben, con la
mayor comprensión y amor, que somos libres de seguir sus sugerencias o de no
seguirlas, no se preocupan demasiado de los desastres que causamos con nuestra
libertad...ya que ellos tienen capacidad para corregir y enderezar cualquier
entuerto planetario, antes de que llegue a representar un peligro para las
Entidades Superiores que conforman los altos niveles del Ser Mayor.
(decir “Entidades”, o decir “Individualidad” es, de todos modos, una metáfora,
una ilusión, porque nuestro Yo Auténtico es cósmico y colectivo).
Y si nos empeñamos en jugar
con fuego y nos hacemos daño... nos dejan llorar un poquito, para que
aprendamos mejor. ¿Dolor? ¿Peligro de muerte? ¿Qué pueden significar esas
palabras para unos Seres Divinos de Consciencia Unificada que saben que todo es
eterno y que en un instante propulsan cualquier energía más baja de frecuencia
que la de ellos y la convierten en cualquier clase de forma corporal con sólo
desearlo?
...Por lo mismo, hay muchas
parcelas elementales o confusas de nuestro Yo Total, muchas de "Las
Relaciones" de lo que consideramos "nuestra individualidad") que
más precisan de ser ayudadas por nosotros que de ayudarnos, ya que su
frecuencia vibratoria es más baja que la humana... Aunque no cabe duda de que,
cuando las ayudamos a elevar su nivel y a vivir en armonía, su armonía nos
ayuda, ya que estas entidades están englobadas en la nuestra, porque también
son inferiores a la nuestra sus consciencias parciales o sus inteligencias,
habilidades, autonomías o fuerzas. Por tanto, es nuestra responsabilidad
cuidarlas, y cuidándolas, nos cuidamos.
Estas "relaciones"
nuestras que precisan de nuestra ayuda son, en primer lugar, los elementales
que conforman nuestro ego y que han de ser aceptados, por negativos que
parezcan, purificados, corregidos y mantenidos limpios y bien disciplinados
bajo las órdenes del Íntimo Divinal que habita en nuestra alma. Si no
comenzamos por ayudarnos a nosotros mismos, nuestra posterior ayuda a otros
puede ser más nefasta que eficaz, pero no es necesario esperar a ser un Buda
para empezar a prestar servicio, como dicen algunos para justificar su
materialismo espiritual, volcado exclusivamente a un ilusorio y farisaico
crecimiento interno, más ilusorio cuanto más aislado de la solidaridad activa
con el resto de los Seres
Tras ello, viene el
desinteresado servicio de amor a nuestros familiares dependientes,
especialmente los niños y ancianos. En tercer lugar, a cualquier ser humano
vivo que se encuentre en una posición aparentemente más débil o menos libre que
nosotros en cualquier sentido, sobre todo aquellos que nos vienen a pedir ayuda
de forma directa... y también incluímos aquí a los espíritus humanos
desencarnados que aún no han logrado ascender a niveles elevados del astral, y
que llegan (o ni consiguen llegar) a las mesas espíritas a pedir la caridad de
un poco de atención compasiva y algunas oraciones para reenergetizarse...
En cuarto lugar, están los
seres pertenecientes a lo que llamamos los Tres Reinos Inferiores, o los Reinos
Naturales; no estoy hablando de los animales, plantas o minerales, que, para la
mayoría de nosotros son apenas cosas, vivientes o inertes, sino de los
espíritus de mayor o menor consciencia que los animan, ya que todo está vivo en
el Universo y todo es la misma Consciencia en distintos grados de manifestación
y evolución. y todo eso soy Yo Mismo, se encuentre dentro o fuera de mi cuerpo
físico, pues mi cuerpo físico no es más que una de mis envolturas: las hay más
grandes, como aquella que llamamos La Biosfera, tan dañada por la contaminación
ciega...
Tradicionalmente, se ha dado
en llamar "elementales" a los espíritus que animan a los seres que
evolucionan en los tres reinos naturales, y que aún poseen una consciencia
inferior a la humana. La evolución de los elementales es asunto de ellos
mismos, como es asunto nuestro la humana. Sin embargo, de todas "sus
relaciones" es La Humanidad la que más incide sobre ellos, los manipula,
los explota y hasta depende simbióticamente de ellos para su propia
supervivencia elemental. Así que, por correspondencia, pertenece a la Humanidad
la responsabilidad directa de ayudar a los espíritus de los cuatro elementos y
a su armonía, que es la del planeta todo en que vivimos.
Esta responsabilidad es aún
mayor cuando se trata de seres con los que convivimos directamente, como los
elementales que animan a nuestros animales domésticos, a nuestras plantas
domésticas -que llegan a hacerse claramente uno con nosotros-, o a todos los
que viven en nuestro entorno y bajo nuestro dominio o influencia; e incluyo
aquí a los elementales ígneos, aéreos, acuáticos y minerales que evolucionan en
el medio ambiente de nuestra propia comunidad.
Ecología es el arte-ciencia
que cuida de la salud física de "nuestras relaciones naturales".
Magia es el arte-ciencia que cuida de la salud emocional y mental de
"nuestras relaciones naturales"; y el principal trabajo del mago se
realiza con los elementales, sean los que viven dentro de su cuerpo o los de su
entorno"exterior" (aunque es sólo una manera de decirlo, ya que para
El SER que realmente Somos no hay dimensiones, ni dentro ni fuera, ni
superiores ni inferiores, y todo ésto es sólo el lenguaje figurado de la mente
dual, por causa de su frecuencia vibracional contraída).
¿Que es lo que hacemos
cuando preparamos Ayahuasca en el Feitío y luego la ingerimos ritualmente?...
pues una serie de operaciones mágicas, en las que, en primer lugar, extraemos
elementales poderosos de un par de plantas naturales de polaridad
complementaria, los casamos alquimicamente, tras impregnarlos de nuestra
particular mentalidad individual y grupal, y después los volvemos a casar (en
una ceremonia colectiva y sinérgica en la que se genera una gigantesca cantidad
y calidad de energía interdimensional), con elementales semejantes a ellos, que
viven en nuestros tres cuerpos elementales, físico, emocional e intelectual, y
que sirven a nuestra mente, añadiendo a su tónica energética habitual un caudal
mayor o menor de elementos calmantes o estimulantes ya sean químicos o
psíquicos, según el Elemental Rector de nuestro hipotálamo (o cerebro reptil
instintivo y automático) considere o no que nuestra armonía general lo
necesite.
El Elemental Rector del
hipotálamo, que es lo que queda en nosotros de dinosaurio, se conforma con
preservar la armonía general básica, la que sirve para mantener al cuerpo
físico en buen estado y al mental y al emocional ajustados a las rutinas
habituales de la personalidad, o sea, del Ego Elemental que actualmente hace el
papel de director de toda la legión de egos psicológicos elementales que
conforman nuestra psique, los cuales se mantienen por debajo de su propio nivel
de consciencia y de poder. Llamémosle “El Papa”, como el arquetipo que, en el
Tarot, hace de puente o pontífice entre el mundo espiritual y el material.
...Pero supongamos que uno
de los egos más fuertes de esa legión, que a veces se arroga el título de
"Defensor del Cristo Interno", nuestro yo de guerreros (El Emperador,
en el Tarot), siempre exigente de una mayor intensidad vital, es todavía más
ambicioso que el Papa... ¡quiere dejar de reptar sobre la tierra y volar un
rato!
Así que se lanza al asalto
del poder con un ejército bien conjuntado y disciplinado de elementales de
Jagube y de Rainha enardecidos por cánticos religiosos, arroja de su puesto y
emborracha al antiguo ego rector a golpes de Ayahuasca, y refuerza con sus
soldados a los elementales estimulantes del cerebro, inundándolo de sustancias
psicoactivadoras que lo hacen pasar de un ritmo de bicicleta a otro de avión supersónico.
Durante un cierto tiempo,
esa hiperaceleración del ritmo mental produce un caos vertiginoso, mas, si el
ego guerrero está bien entrenado, acaba por dominar el potro salvaje de la
mente caotizada, reorganiza a sus legiones de elementales y los canaliza hacia
los Olimpos del Astral sobre el cauce armónico y seguro de los himnos del Santo
Daime. El ritual colectivo está tan bien afirmado en torno, que no hay manera
de perderse; hasta los novatos, a poco que presten atención y se entreguen
mínimamente al ritmo grupal que se marca, acaban encontrando los cauces por
donde todas las energías que se desataron puedan ser reordenadas y canalizadas
hacia lo alto.
¿Con qué se encuentran todos
esos elementales invasores allá arriba? pues se encuentran con todos los otros
elementales, semejantes a ellos -porque todo el Universo está construído con el
mismo material, Mente Cósmica- ...que pululan por el Subconsciente Colectivo
portando contenedores mentales -es un decir- a sus espaldas.
Los golpistas invasores lo
requisan y chequean todo, procesándolo rapidamente gracias a su energía
repotenciada, y con todo lo que encuentran, hacen dos montones: en uno colocan
toda la basura del Subconsciente, en otro, todas las joyas resplandecientes que
descubren.
Primero muestran a tu
consciencia hipersensibilizada toda la basura que el ego rector destronado se
preocupaba de mantener bien oculta, tal como los políticos corruptos ocultan
los trapos sucios de su gobierno... entonces te aterras de lo sucio y
negligente que andabas por dentro, te asqueas, lo vomitas y haces propósito de
enmienda. En ese momento, lanzando gritos de júbilo, el ego guerrero triunfador
ordena volcar ante tus percepciones el carro donde se recogió el botín de
visiones celestiales, sabias reflexiones, joyas del espíritu, obras de arte
mentales...
Entonces, todo el resto de
la sesión se vuelve, a menos que todavía haya resistencias del “antiguo
régimen”, puro disfrute de lo adquirido, placentera psiconáutica planeando
segura sobre los firmes cauces del ritual; y, cuando éste por fin termina, los
guerreros siguen disfrutando, aún más libremente si cabe, pero no de una forma
tan entusiasta, del territorio subconsciente conquistado, hasta que, poco a
poco, sus energías sobrepotenciadas se van agotando y acaban durmiéndose sobre
sus armas y laureles, circunstancia que aprovecha alguno de los egos
psicológicos que sobrevivió al combate (por simpatizante de los invasores),
seguramente más inteligente y moderado que “el Emperador”, para hacerse con la
rectoría de la psique e irla llevando poco a poco hacia su propia versión de lo
que debería ser su equilibrio ideal, y que, tarde o temprano, vuelve a
convertirse en un equilibrio tan rutinario y ocultador de aquello que no se
tiene real intención de transmutar como el que había antes del golpe, aunque,
sobre él, continúa flotando gloriosamente el recuerdo de las altas sensaciones
obtenidas durante el último asalto revolucionario al Astral, el destronamiento
del Malo y la entronización del Bueno... Todo ésto, naturalmente, es pura
metáfora, o parábola, o ejercicio literario; quien lo vive, sabe como lo vive,
y la vivencia de La Vida, con mayúscula, es personalísima, absolutamente
subjetiva, indescriptible e intransferible.
Todo ésto es para ilustrar
como, verdaderamente, nuestro trabajo principal, el trabajo de Adán y sus
hijos, es lidar con los elementales naturales -algunos tremendamente tercos y
resistentes como demonios- que, dentro y fuera de nosotros, conforman nuestro
mundo físico, el de nuestro cuerpo físico y el del mundo natural que
continuamente transformamos, al igual que nuestros cuerpos emocional y mental.
Las grandes madres y padres
los ponen de acuerdo para lograr un hogar lleno de amor y en una familia
armónica y sana; los grandes agricultores y jardineros los componen en parques
espléndidos, exuberantes de abundancia y variedad; los grandes ingenieros los
convierten en impresionantes construcciones materiales; los grandes artistas en
maravillosas construcciones sensibles; los grandes sabios en inteligentes
construcciones mentales.... Y no hay oficio tan modesto que no se pueda llegar
en él a la excelencia, transmutando a través suyo a los más densos elementales
en refinadas, complejas y sutiles realizaciones, tan cargadas de genialidad
como de virtudes espirituales; integrándolos, con ello, de algún modo, si
proceden de otros reinos, en la propia evolución consciente de la Humanidad ...
Sin embargo, la sustitución
de un ego rector envilecido y decadente por otro más fuerte brillante y
magnético, o de un equipo de ellos, no será más que una renovación transitoria
y precaria, al menos que los nuevos gobernantes de la personalidad efectúen una
sincera rendición al Íntimo, al Yo auténtico que representa la Voluntad del
Alma Espiritual manifestada en los planos elementales.
Aquello que se llama santos,
son gente que, desde la firmeza, no de un fuerte ego rector, sino de un Yo
conectado con la Fuente, a base de un amor y consciencia infinitos, consiguen
domeñar al dragón, es decir, transmutar a sus elementales internos más
magnéticos y elevados en grupos de altas virtudes humanas en armonía, que, en
planos superiores, podrían parecerse a bien afinados coros de ángeles.
Los iluminados que en el
mundo han sido -pero todos acabaremos llegando allí- a base de fundirse con su
alma, aquella parte de sí que está por encima del nivel elemental, aquella en
la que se manifiesta lo Sutil y Permanente, han conseguido convertise en pura
armonía viva, vencer cualquiera de las resistencias elementales en sí mismos y
convertir todo lo que en ellos todavía era densidad material o tendencias hacia
la tierra, en pura energía ascensional, primero, y en puro espacio espiritual
después, espacio en el que todos los seres existentes son abarcados por la más
amorosa identificación e integración, y en el que, por consiguiente, el Todo y
sus partes se funden en extática unidad.
Como decíamos antes, además
del submundo egoico y caprichoso de los elementales, el único mundo superior
del que los seres humanos somos responsables, y al que tenemos que llevar hasta
el máximum de perfección y luminosidad, es el de los espíritus humanos,
empezando por la propia persona, por dentro y por fuera, la propia familia y la
propia comunidad. Construir el Paraíso en la Tierra es nuestro juego de
niños-dioses, aquel que nos entrena para construir el Paraíso en el propio
espíritu, que es obra ya de adulto, y que no se erosiona tan facilmente con la
lluvia y el viento como las construcciones materiales.
Cuando hablamos de espíritus
humanos, no nos referimos sólo a los que caminan por este plano dentro de un
cuerpo de carne, sino también a aquellos que lo han perdido y todavía están
vagando por el Bajo Astral, totalmente desorientados y acosados por las
monstruosas formas-pensamiento que ellos mismos han creado y que en ese espacio
del Subconsciente Colectivo del Ser Humanidad se contienen; los cuales están,
además, llenos de angustia porque los tales monstruos a ellos conectados desde
la causa, los acosan y les chupan toda su energía, y cada vez se convierte en
un tormento mayor para estos espíritus desencarnados el ir arrastrándose de
ninguna parte a ninguna parte en ese infierno oscuro.
El Espiritismo es una movida
caritativa -muy denigrada por aquellos espiritualistas "finos", tan
pagados de sí mismos que únicamente quieren tratar con entidades de alta
jerarquía consciente, de Arcángeles y Maestros Ascendidos para arriba-. El
Espiritismo se ocupa, fundamentalmente, como hizo Jesús, del atendimiento a las
necesidades espirituales básicas de la gente humilde y del rescate de los
espíritus humanos, degradados y sufridores, que penan en el Bajo Astral. Todo
lo que necesita el mundo es Amor, accesible a todos, y no Metafísica de Élite
para mayor engorde del ego de unos pocos santones o intelectuales.
En las Mesas Espíritas -y no
hay aldeíta en el Brasil tan pequeña que no tenga una-, los sufridores son
autorizados a incorporarse sobre los mediums, y así pueden comunicarse con los
encarnados y ser atendidos. Lo que la mayoría de ellos más necesitan es un
desahogo emocional, un pedir perdón por algo que no perdonaron en vida y unas
oraciones que les den un poco de energía espiritual luminosa; luego, los
propios espíritus aliados de la mesa -generalmente antiguos sufridores, que se
han vuelto colaboradores y que con ello se elevan y liberan-, los encaminan
hacia regiones más elevadas del Astral donde puedan recibir ayuda, protección y
adoctrinamiento para continuar aumentando sus energías de amor, con lo que su
frecuencia vibratoria acabará expandiéndose y desprendiéndose por fin de los
oscuros planos densos, para acceder a nuevos ciclos de evolución astral, porque
el Juego de la Evolución no se circunscribe tan sólo a la dimensión física,
sino a todas las dimensiones del Ser Manifestado... hasta los ángeles se
encuentran en un sendero evolutivo paralelo, aunque diferente al nuestro.
Mas ¿qué hacer con los
espíritus sufridores demasiado rebeldes, embrutecidos por la absoluta carencia
de luz, resentidos, diabolizados, a los que la mesa espírita es incapaz de
corregir?... Pues no hay más remedio que expulsarlos en Nombre del Supremo
Espíritu, rogándole que encuentren una consciencia gigante capaz de
redimirlos... Gigante como la del Padrino Sebastián, de quien dicen que tomó
sobre sí al Satán que resumía toda la rebeldía, insolidaridad, competitividad y
maledicencia de su pueblo, y que lo fué transmutando poco a poco hasta donde
pudo, aunque eso le costó toda una vida de tremendos dolores interiores y
exteriores, que él ofrecía a La Vida Mayor para la salvación de los más
descarriados.
He aquí la segunda venida de
Cristo, simbolizada por el segundo brazo horizontal de la Cruz del Daime, la
del amor compasivo y redentor de los Hombres y Mujeres de verdad que se
realizan en el servicio a la elevación colectiva de la Humanidad, sin reparar en
sacrificios personales.
El Santo Daime es una
doctrina que se encuadra, de una manera muy peculiar, dentro del amplio y
variado abanico del Espiritismo Brasileiro, y el Espiritismo considera que
Reencarnación y la Ley del Karma son hechos sobrada y experiencialmente
comprobados a lo largo de su continua comunicación con las entidades del
Astral. El propio Yo Superior de cada espíritu, tras valorar el balance de
acciones individuales de su reencarnación anterior, determina, según la LEY DEL
AMOR, si la siguiente ha de ser una reencarnación evolutiva, disciplinaria o
sacrificial.
Una Reencarnación EVOLUTIVA
es la de los que volvieron para continuar el aprendizaje ascendente del alma en
el nuevo marco de algunas de las infinitas potencialidades que nuestro Ser
Esencial desea aún experimentar. Algo así como seguir los estudios en un curso
superior y en un nivel más alto de consciencia... Los espíritus muy
evolucionados que, tras haber pasado por un verdadero renacimiento en vida,
están ya casi a punto de sentir integralmente la Dignidad Espiritual de
Autoidentificación con la Divinidad, se encuentran en lo que se llama una
Encarnación de Síntesis, tal vez la última, la cual viven profunda y
aceleradamente, tratando de limpiarse de sus últimos karmas negativos, perdonando
todo lo perdonable, amando todo lo que se puede amar, y, sobre todo, generando
sin presunción alguna toneladas de vibración positiva, en servicio
absolutamente desapegado a la Humanidad.
Una Reencarnación
DISCIPLINARIA O PROBATORIA viene a ser, continuando la comparación, como
repetir el curso que se suspendió en condiciones diferentes, pero con los
mismos aprendizajes, hasta que se asimilen y se superen. Este espíritu tendrá
que pasar por las mismas circunstancias en las que estaban los seres que
anteriormente despreció, a ver si así es capaz de comprenderlos. Se le dará
ocasión de convivir familiarmente con aquellos que fueron sus peores enemigos,
para que tenga oportunidad de llegar a amarlos, y volverá a enfrentarse con
todos sus antiguos bloqueos, temores, odios, insuficiencias, para tener
oportunidad de transmutarlos y vencerlos ...Todo ésto puede conllevar un cierto
sufrimiento, pero ¿que es el sufrimiento para un Espíritu Eterno que ha pasado
por infinitas muertes y nacimientos? ...pues apenas algo así como la prótesis
correctora que se le ponen a unos dientes que se niegan a crecer derechos.
Una reencarnación
SACRIFICIAL, sin embargo, es la propia de aquellos espíritus altamente
evolucionados, perfectamente unificados con la Consciencia Cósmica, maestros
iluminados ascendidos, que regresan a este plano, no porque tengan necesidad de
aprender en la Escuela Humana, sino porque se precisa de ellos como Maestros
Ayudadores. Podrían haber elegido un Plano Superior absolutamente libre de las
limitaciones del Terrestre, pero su Amor aprendido llegó al nivel sublime de
comprensión y unificación en el que se dieron cuenta de que no podrían
disfrutar felices de lo conseguido si no contribuían libremente a la liberación
de las partes de sí -sus hermanos y hermanas- que todavía gemían en la
inconsciencia y la tiniebla. Esa es la madera de los grandes avatares y guías
de la Humanidad: los Cristos, los Budas y muchísimos otros Maestros menos
famosos o completamente desconocidos, con algunos de los cuales nos cruzamos
tal vez diariamente sin sorprendernos por su Luz, a causa de que nuestros ojos
están todavía demasiado ciegos.
De la misma manera, en el
trabajo espírita, hay tres clases de presentación (identificables por las
Grafías Sagradas de Pemba) de las Entidades del Astral sin cuerpo físico que
acuden a comunicarse con los encarnados para aconsejarles o curarles, o,
simplemente, para testimoniar que la vida es eterna y multidimensional y de que
existe una Ley del Amor que le da sentido: son entidades de cuerpo astral
auténtico, reajustado o sacrificial.
Como la misión principal de
la Umbanda Brasileira es lograr la reconciliación y armonización total de los
espíritus de las razas que se relacionaron traumáticamente sobre el espacio
histórico del Nuevo Mundo, dando oportunidad a que, desde el Astral, aunque
actuando sobre el Físico, acaben de perdonarse y compensarse todas las deudas
kármicas contraídas por los miembros de cada raza (con la colaboración estrecha
de los guías angélicos de cada una, de sus Maestros Ascendidos y de sus
espíritus más evolucionados, o incluso de los que no lo son tanto pero que
quieren compensar los errores cometidos en sus vidas anteriores, para poder
ascender en el tipo de evolución, que continúa en el Plano Astral), tenemos que:
LA ENTIDAD DE CUERPO ASTRAL
AUTENTICO es aquella que se presenta con los mismos aspectos raciales en los
que vivió su última rencarnación, dentro de un cuerpo y de un Inconsciente
Colectivo de cultura amerindia, negra o blanca, continuando su juego evolutivo
en esa envoltura.
LA ENTIDAD DE CUERPO ASTRAL
REAJUSTADO es aquella que se presenta con un cuerpo astral que no corresponde a
su última encarnación, sino que, al encontrarse pasando por una evolución
disciplinaria en el Plano Astral, está revestida en ella de las mismas
vibraciones características de aquella raza que anteriormente despreciara o de
la que abusó; por ejemplo, un antiguo conquistador renace ahora en el seno de
una familia indígena humilde, sometida y explotada... Por lo mismo, sería fácil
que un espíritu terriblemente machista, que infravaloró o maltrató a las
mujeres, se encuentre ahora representando un personaje femenino, o... hasta
feminoide, ya que su cuerpo físico puede no tener el mismo sexo que su cuerpo
astral... a fin de que comprenda desde dentro, en carne y sentimiento propios,
aquello que no fué capaz, anteriormente, de comprender desde fuera en otros.
Ley del Amor: Somos unidades de consciencia del Ser y no podemos negarnos a
percibir y tomar respetuosa consciencia de cada una de las demás unidades que
lo componen ni dejar de tolerarlas y amarlas. Si nos negamos, nos
convertimos en lo negado, hasta conocerlo, comprenderlo y amarlo. Sólo a través
de nuestro sincero amor entre nosotros, sus unidades temporalmente individualizadas, puede
el Ser Humanidad amarse a Sí Mismo.
LA ENTIDAD DE CUERPO ASTRAL
SACRIFICIAL es, generalmente, un espíritu tan elevado que puede ser que dejase
de reencarnar hace milenios, o que no perteneciese a ninguna de las tres razas
citadas, y hasta es posible que ni a este planeta, o que sea un espíritu tan
puro que ni cuerpo astral tenga... Sin embargo, como para manifestarse en la
dimensión física y para comunicarse con los hombres necesita uno, sea físico o
astral, lo adopta o lo construye con el poder creador de su mente, para poder
desempeñar la misión que le trae a este Plano tan denso.
En todos estos trabajos con
los espíritus de diverso signo que se incorporan, se conectan, canalizan
sanación, instruyen o, simplemente, se comunican, el Daime (la Ayahuasca),
sirve como uno de los más potentes estimulantes psíquicos o puentes
esclarecedores y conscienciadores posibles para que los participantes en la
sesión superen el abismo que media entre el universo de la percepción física y
el de la percepción astral.
Ya no recuerdo si quien
presidía la mesa durante mi primera iniciación al Daime en la Colonia Cinco Mil
era el Padrino Mario o el Padrino Wilson; en cualquier caso, la persona que más
me impactó entonces y a quien considero mi iniciador, fué su ayudante, Chico
Correntes, todo un chamán, aunque él seguramente se sorprendería entonces de
que lo llamasen así. La primera o segunda vez que, junto a él, había
experimentado la elevación acelerada de mi vibración energética producida por
la Poción Mágica, me sentí como se debe sentir una serpiente cuando sale a
plena angustia de su vieja pero conocida piel, reventándola con la tierna e
hipersensible piel nueva. Y percibí claramente como el universo es mental y
como nosotros no vivimos normalmente "siendo" la Vida, como decía
Carlos Pacini, sino en un esquema intelectual muy rutinario, inconsciente y
convencional de la vida.
Cambiando el esquema, la
vida parece cambiar, pero no es sino otro tipo de ilusión, otra interpretación
mental de la Realidad, otro símbolo convencional. Sólo cuando logramos
desprender nuestra atención (que es el punto focal de la Consciencia que somos)
de los espejismos y de los esquemas prefabricados con los que
sustituímos la experiencia presente, alerta, intensa y siempre nueva de la Vida
en cada momento, es que conseguimos ser uno con ella, ser ella, auto-izarnos a
la vivencia integral de la Realidad y Vivirla, al fin, como hombres o mujeres
Real-izados, como dioses, o mejor, como Dios, el que somos cuando en verdad
Somos...
Claro que eso está destinado
a los capaces de remover completamente aquello que impide la manifestación de
su pura autenticidad interna, del Íntimo. La mayoría de nosotros no va tan a
fondo y se limita, durante largas etapas de su vida o vidas, a sustituir un ego
rector y su esquema organizativo por otro, y éste por otro y por otro, como
ilustra el mito griego de Sísifo, condenado a cargar eternamente una pesadísima
piedra montaña arriba, la cual, al llegar por fin a la cima, indefectiblemente
vuelve a rodar hacia abajo.
Otra muy especial ocasión en
que se tomaba Daime fuera del templo o de la Casa de Curaciones, era durante el
"Feitío", palabra que se puede traducir literalmente como "La
Confección", o trabajo de preparación de la bebida sagrada, proceso
enormemente complejo, que comenzaba por la exploración de grandes áreas de la
esponjosa selva virgen, penetrándola en canoa por sus innumerables ríos o
canales entrelazados (igarapés). Hombres y mujeres partían en grupos separados
y largas singladuras, en busca de la liana Jagube éstos y del arbusto Rainha
aquellas. Aunque hacia 1989 ya se habían comenzado a cultivar en el propio
Mapiá, todavía las plantaciones eran demasiado jóvenes o insuficientes, por lo
que ambos grupos se pasaban, a veces, hasta una semana escudriñando la selva.
Tentábamos las trochas con palos o machetes haciendo ruido ante nosotros al
avanzar, para ahuyentar a las serpientes, y oíamos de noche los rugidos del
jaguar, unas veces risueños y dulces como los arrumacos de un gato, otros
roncos, resonando siniestros en las sombras que se extendían mas allá del
resplandor de nuestra hoguera.
En Colombia, en el 83, había
yo preguntado a un antiguo explorador qué se podía hacer si uno se encontraba
de frente con un jaguar en plena selva.
- Pues para eso...-me
respondió seriamente luego de sorber su café tinto- ...para eso hay una
oración, mi hermano.
- ¿ Una oración porque
seguro que me va a comer?- pregunté chocado.
- No compadre, no te va a
comer si rezas bien, -sonrió el viejo con malicia- El tigre no es tonto,
compadre, y si ve que, en lugar de correr de él, te le plantas mirándolo firme
a los ojos mientras rezas, cuidará de apartarse rápido ¡Avemaría! de un dos
patas tan seguro de sí mismo...
Pero las fieras más
peligrosas de la selva eran las más pequeñas o las invisibles: mosquitos que te
podían contagiar la malaria, o que clavavan su puesta de huevos en tu piel,
bajo la cual se incubarían sus larvas, "bichos de pié" corrosivos;
moscas que transmitían elefantiasis o lesmaniosis, y sanguijuelas chupasangres.
Se hablaba mucho, aunque yo jamás lo ví, ni a él ni a sus obras, del vampiro de
selva, que te inyectaba de noche una sustancia anestésica, para que siguieras
durmiendo mientras te desangraba.
También se contaban mil historias
espeluznantes sobre la Giboia, una serpiente de agua gigante que se tragara,
decían, a muchos remeros desprevenidos. En Anhangás me mostraron a unos niños
que habían perdido de esa manera a su madre ante sus ojos, cuando ya casi
llegaba a la orilla sobre su canoa. Allí mismo, vino una mañana un vecino a
exhibir la zarpa, grande como mi mano y muchísimo mas poderosa, de un jaguar
que le robaba las gallinas y al que había acechado y cazado de un par de
certeros tiros aquella noche.
Para localizar las Plantas
de Poder en medio de la maraña, tan espesa que con frecuencia era necesario
penetrarla recortando en ella picadas o casi túneles a machetazos, los
guerreros veteranos ingerían Daime, entraban en trance y dejaban que la
intuición les guiase. Fué así como encontramos un "reinado", o grupo
de gruesos Jagubes, enfrente de los cuales habíamos pasado antes varias veces
sin percibirlos, tan fundidos estaban con el exuberante entorno. Se
diferenciaban de otros cipós por una mota de hojas con nerviaciones doradas que
les crecía en el lomo, y porque, una vez cortados a ras del suelo, aparecía
algo así como un sol en el tajo, formado por la unión de los seis tubos, mas
uno en el centro, que componían por dentro el tallo. Seccionadas sus bases,
todo el grupo se colgó de la liana y comenzamos a jalar rítmicamente hacia
abajo, con todas nuestras fuerzas.
Después de muchos tirones,
desenredado de la copa del enorme árbol y de las de sus vecinos, por los que se
había extendido, ascendiendo durante años, el Jagube, casi tan grueso y duro
como un cable de alta tensión y enrollado en espiral como el de un teléfono, se
nos vino encima junto con toda la vida vegetal y animal que residiera en el
gigante desde muchísimas generaciones antes: Durante una media hora -no estoy exagerando-
mientras desenmarañábamos las lianas y las cortábamos en haces factibles de ser
transportados a hombros a través del mato hasta la distante canoa, fué
imposible distinguir individualmente a cada uno de nuestros compañeros; ya que
los millones de inocentes insectos de todo tipo que habíamos desalojado de una
manera apocalíptica, como quien destruye en un momento una megápolis a bombazos
nucleares, tapaban por completo nuestras figuras, unos cubriéndonos y otros
revoloteando en torno, formando una ingente nube de dolientes refugiados, tal
vez preguntándose que clase de monstruos seríamos, por qué culpas estaban
siendo castigados, y que razones de justicia cósmica tendríamos para haber
masacrado su mundo tan brutalmente.
En la Casa del Feitío,
generalmente apartada del poblado y rodeada de selva, los hombres seguíamos
después durante días, en medio de un respetuoso silencio, atento y profundo,
con el troceamiento a machetazos de las lianas, la selección, la limpieza
extrema de los trozos a base del raspado de musgos y polvo de las cortezas,
alternado con la confección, si no estaba ya hecho, de un enorme horno de barro
con tres o cuatro bocas de fuego; y la tala, transporte a hombros y
troceamiento de muchos pesados árboles para obtener leña para el horno...
Seguía, por fin, el ritual batimiento grupal, o "batición", durante
muchos otros días y noches, de los trozos de durísimo Jagube a mazazos
contundentes y certeros, con los hombres trabajando en batería y sincronizando
sus ritmos, para crear una vibración de energía colectiva (sinergía) que se
sumaba -lo he comprobado bien- a la de cada individuo y aliviaba bastante el
peso de las mazas, hasta que la gruesa y compacta liana era reducida a finos
haces de fibras que ya se podían cocer.
Batición: Pocas pruebas de
poder más intensas para un guerrero espiritual; machacando lentamente durante
horas interminables aquellos troncos rígidos como si fueran las partes más
duras y resistentes de nuestro ego, que hay que ablandar en el Buen Combate,
mojándolas con nuestro sudor, envolviéndolas en la luz de la miración y en sus
entrañables reflexiones, junto con los descubrimientos intuitivos y las claras
lecciones de La Vida Interior, impregnando aquella materia prima vegetal de
oraciones, cánticos, sentido del honor, hombría visceral, compenetración con el
grupo, perfecta atención, constancia viril... cuando alguien no podía más y se
levantaba para retirarse, magicamente aparecía otro voluntario recién llegado
para cubrir su puesto.
Acompañábase el trabajo con
himnos, que cualquiera comenzaba a entonar con voz temblorosa por el esfuerzo
en cualquier momento, y a los que se sumaban un hombre más, o dos, y a veces
todos, con los que se llamaba al ánimo a los guerreros, para superar su
cansancio físico y mental y lograr la hazaña de resistir batiendo hasta el
amanecer, el cual era saludado por un último cántico triunfal:
"Bendita la estrella
que nos guía
Es tan bonito el amanecer
del día..."
Y toda aquella tenaz
dedicación concentrada y la perfección en el trabajo se convertía
propositadamente en una ofrenda de intenciones positivas a la Vida con la que
compensar las proyecciones de negatividad inconsciente que la parte más sombría
de cada uno de nosotros y de la Humanidad individual o colectiva emitía
automáticamente, ensuciando el astral del Planeta.
Jamás conocí otro pueblo de
gigantes como aquellos... si se tuviese que cobrar en su justo precio el
inmenso esfuerzo y perfecta concentración de la mano de obra empleada, cada
litro de aquel elaborado brebaje tendría que costar mucho más caro que el del
más prestigioso de los cognacs artesanales europeos... Pero, en aquel tiempo
fundacional y épico, el Padrino no permitía que nadie pagase ni recibiese
dinero alguno por tomar u ofrecer Daime. Como mucho, se cobraba el envase y
transporte si se enviaba lejos, y también se aceptaban donaciones y ayudas
voluntarias a la Comunidad, además de las contribuciones de los fardados
extranjeros, ligados por su compromiso iniciático. Pero el Santo Daime no era
una industria ni objeto de comercio, ni su comunión estaba reservada a quien
pagase dinero por ella... De hecho, ni se usaba todavía el dinero en Mapiá,
sólo el trueque de servicios. Por tanto, todo aquel inmenso trabajo era una
desinteresada ofrenda de amor del Pueblo de Juramidán al servicio de la
curación de cualquier hermano que llegase hasta ellos en busca de ayuda, tanto
como el principal estímulo a su propio desarrollo espiritual y armonización
comunitaria.
Durante el Feitío, quienes
en él estaban -todos voluntarios y sintiendo su voluntariado como un alto
honor- se abstenían, en lo posible, de atender otros trabajos de la comunidad,
que se consideraban secundarios. No debíamos mantener relaciones sexuales, para
permanecer en posesión de todas nuestras energías; y nos alimentábamos
exclusivamente de mandioca purísima, apenas cocida sin sal.
Se hacía la
"Llamada", o invocación al Espíritu de la Selva, que anima en el
Astral al elemental de la planta y le da su poder, y se ingería un vasito de
Ayahuasca, al menos cada dos horas, para mantener fuerte el cuerpo -algunas de
las operaciones del Feitío requerían gran y constante despliegue de fuerza
muscular- así como la mente bien concentrada en el respeto a los materiales y a
la sacralidad del trabajo, comunicándonos telepaticamente o con leves gestos
más que con palabras, que eran apenas pronunciadas en un susurro y tan sólo si
eran necesarias para la coordinación del trabajo.
Sin que nadie, sino nuestro
interior, nos lo hubiera dicho, acabábamos sabiendo muy bien que la armonía o
desarmonía interna de cada uno y de todos impregnaría la mezcla como si fuese
una esponja -todas las cosas, hasta las piedras, son cascarones físicos y
astrales, contenedores de energía mental-, y que aquella impregnación de
sentimientos, ideas e intenciones en la cocción líquida de los elementos
provocaría elevados ascensos al cielo o vertiginosas caídas a los infiernos
subconscientes durante las sesiones de ingestión posteriores. Así nos hacíamos
intuitivamente conscientes de nuestra gran responsabilidad.
Los guerreros más expertos,
rodeados de espesas humaredas de humo blanquecino que salía de las ollas
metálicas -tan grandes que para transportarlas había que cruzar un palo entre
sus asas para poder llevarlas al fogón entre dos hombres-, removían constantemente
la mezcla para evitar que las hojas se quemaran; mientras tanto, no dejaban de
inhalar el aroma cargado de esencia de Ayahuasca que salía directo de las
perolas bajo ellos, y se notaba muy bien en la expresión de sus rostros como
volaban mentalmente en aquellos limpios fluídos, que se esparcían ampliamente
por la jungla, como vaharadas de incienso ofrecido a la Reina de La Floresta y
a sus caboclos astrales.
Otros veteranos -yo vi un
día al propio Padrino Sebastián haciéndolo- recogían el Daime ya filtrado en
una tutuma (un cuenco hecho con la mitad de una cáscara dura de un gran fruto
de la selva), y lo escanciaban repetidamente, alzándolo y vertiéndolo en chorro
sobre la perola, para que la Bebida de Poder se aireara y oxigenara antes de
ser embotellada en grandes garrafas de cristal verde, esféricas y de cuello
largo, como las probetas de los alquimistas medievales que se ven en los
pórticos románicos del Camino de Santiago en la vieja Europa. Todas estas
manipulaciones del líquido resultante de la cocción se realizaban con la alta
atención, devoción, solemne calma, delicadeza y respeto con que se estaría
sirviendo a un Ser Divino.
Había momentos, en el
silencio majestuoso y vivo de la Casa del Feitío, en que se notaba claramente
la superposición del Mundo Astral sobre el Físico, haciendo que cada objeto
vibrase a cámara lenta y en una dimensionalidad diferente de la habitual... o
tal vez fuese mi consciencia quien estaba observando todo desde otra
dimensión... Aquel recinto era un Laboratorio Mágico que me traía recuerdos de
otras vidas ¿...o entrevidas? en las que me veía participando en trabajos
semejantes.
Ya que aquello no era una
simple química o cocina, sino una alquimia vibracional; y la buena vibración
meditativa y la compenetración camarada del grupo elaborador era tan
importante, repito, como la perfección del sin fin de cuidadosas operaciones
que se realizaban y como la envoltura ambiente. Los grupos de daimistas de
fuera del Brasil no saben lo que se pierden por no poder realizar el Feitío de lo
que van a ingerir por sí mismos, en alguno de los santuarios naturales de sus
propios países, en presencia de los elementales y de los dioses y diosas
ancestrales de sus culturas vernáculas que todavía están presentes en el
Imaginal local. La potencia inspiradora de nuestras almas depende de que estén
tan sumergidas sus raíces en la tierra del subconsciente colectivo de su
linaje, como extendidas sus ramas por el cielo de lo universal.
Quien desprecia el
Chamanismo por considerarlo una forma de espiritualidad propia de pueblos
primitivos, centrada predominantemente en el poder operativo sobre los
elementos naturales, es porque generalmente no lo conoce sino através de sus
propios prejuicios culturales, o raciales, o de clase social ...o, peor aún, de
los prejuicios ajenos.
Por otra parte, la
civilización moderna ha penetrado de tal manera en los lugares más remotos con
el poder de sus comunicaciones, que hoy en día no debe existir ya un chamanismo
predominantemente operativo más que en las muy escasas tribus amazónicas que
aún no han sido contactadas. Casi todos los chamanes actuales son tan
eclécticos como la Era, juntando a su saber tradicional algo de gnosticismo y
esoterismo occidental más conceptos de espiritualidad oriental que concuerdan
perfectamente con las visiones obtenidas por los canalizadores chamánicos en
sus trances. Así que al poder de la operatividad han juntado el de un cierto
intelecto científico (aplicado al intento de explicación de su manejo de las
energías sutiles) y el muy fuerte del corazón intuitivo, complementado, en el
Hemisferio Occidental, con una manera de entender entrañablemente el Mensaje de
Cristo que para sí quisieran muchos de los que se dicen cristianos.
Además de eso, igual que se
dan en un mismo contexto religioso Maestros como San Francisco o San Juan de la
Cruz o verdaderos padres y doctores de la Iglesia, y, simultaneamente, una
multitud de clero fosilizado e inconsciente, creyentes fríos y no practicantes,
y hasta fanáticos predicadores de cruzadas e inquisidores fundamentalistas, así
mismo se encuentran en el Chamanismo hechiceros, magos negros, embaucadores y
farsantes a montones, junto a Maestros de Vida y Realización, con un brillo de
amor-sabiduría tan evidente, bajo su sencilla apariencia, como el que se desprende
de cualquier verdadero santo occidental o iluminado oriental. Claro que, para
percibir esa evidencia, hay que tener ojos que vean y sensibilidad espiritual
suficientemente evolucionada como para vibrar con lo vibrante. A quien alguna
vez conoció una esmeralda, ya no le deslumbran las bisuterías de fábrica.
... Durante las muchas
operaciones de la preparación del Daime, igual que durante las ceremonias, se
mantenía una estricta separación de sexos para conjugar luego alquímicamente de
la manera más intensificada posible, las puras energías sinérgicas de cada
polaridad.
Las mujeres se encargaban en
el Templo de la selección y limpieza, hoja por hoja y entre cánticos, del
elemento femenino de la mezcla, las hojas de Rainha (pronúnciese Raíña). Y no
podían ni acercarse por la Casa del Feitío, donde se machacaba la liana hasta
reducirla a fibras que se cocinaban en enormes ollas metálicas, alternándolas
en capas con las hojas, que iban siendo recogidas por un hombre, según las
guerreras las iban dejando a punto. La mujer que se hallaba menstruando no
podía de forma alguna participar en los trabajos, aunque sí ingerir la poción
en el himnario, porque se suponía -tal vez por influencia de los indios- que
los fluídos etéricos de vida elemental que estaba eliminando con la sangre
atraían a muchas entidades de baja vibración que chupaban avidamente aquellas
energías para recargarse, así que era preciso mantenerlas apartadas del Daime.
Tampoco una mujer menstruada podía manipular o transportar garrafas de la Poción
Mágica.
Aquella explicación de tal
tabú no me acabó de convencer, me parecía demasiado simplista...
posteriormente, profundizando en los mitos indígenas amazónicos, encontré que
hay abundante constancia en ellos de que en tiempos anteriores al patriarcado,
todo el conocimiento y práctica de la magia era dominio exclusivo de la mujer y
estaba ligado a su capacidad gestativa y procreadora, magia de las magias para
los antiguos. Sin duda, el concepto más arcaico de Dios (en todas partes del
mundo) era femenino: la Gran Madre Creadora.
Si en el momento de la
ovulación, toda la potente y misteriosa energía de la mujer se concentra en la
construcción de La Vida, en el momento de la menstruación, por el contrario, la
misma energía se vuelve destructiva, y se vuelca a eliminar los elementos
vitales que no llegaron a fertilizarse.
Los hindúes representan este
aspecto destructor de La Diosa bajo el temible arquetipo de Kali, la cortadora
de cabezas, o Energía de Transformación Universal, que deshace sin piedad y
disipa las formas caducas que ya no sirven a sus funciones. Para los griegos
Hécate era la feroz diosa encargada de barrer de los cauces de La Vida y
disolver todo cuanto pudiese bloquear o estorbar su eterno fluir.
Como además el ciclo
eliminador o menstrual suele acompañarse de molestias fisiológicas que producen
cierta irritación en el humor femenino, no es de extrañar que, durante su
período, se contemplase a la mujer en las tribus como a alguien potencialmente
peligroso para la armonía de la comunidad, ya que el incremento involutivo de
sus poderes sexuales pasaba por una fase aparentemente negativa, que podía
alterar o viciar las cualidades mágicas de preparados que, como las bebidas de
poder, son el resultado de una alquimia emocional y mental conjuntada de ambos
sexos, y no sólo de una simple química o cocina.
Así pues, la mayoría de las
leyendas amazónicas cuentan, bajo diversas versiones y nombres que, un día, un
héroe solar bajó del cielo y luchó contra la jefa de las sacerdotisas lunares,
que habían acabado convirtiendo la magia en instrumento de dominación
psicológica de las tribus, o sea, en brujería.
El héroe solar la venció, la
violó, y arrebató para siempre a las mujeres el conocimiento mágico, así como
los instrumentos musicales sagrados que servían para hacer las invocaciones a
los espíritus aliados de las chamanas, y también las plantas de poder que las
ayudaban a entrar en trance y comunicarse con las otras dimensiones,
normalmente invisibles, de Nuestra Realidad.
Se instauró desde entonces
un patriarcado que ha mantenido hasta hoy relegadas y sometidas a las féminas
de la tribu, que tienen que mantenerse alejadas de la Casona Central del
poblado donde se guardan, bajo exclusiva vigilancia de los hombres, los Medios
y Bebidas Mágicas. En algunas comunidades indígenas la mujer es incluso
apartada durante su menstruación y no se le permite que toque nada para que no
lo contamine. El conocimiento mágico sólo es revelado a los varones por medio
de iniciaciones secretas, y éstos, muchas veces, hasta llegan a aprender una
lengua diferente de la general de la tribu, que sirve para hablar de las cosas
importantes y transcendentales, y que ni a las mujeres ni a los niños se les
enseña.
Hoy en día, las tribus se
encuentran sufriendo un proceso de decadencia y descomposición que parece
irreversible, y gran parte de los tabúes ancestrales parece que ya no tengan
fuerza para imponerse, mas todavía muchas aldeas continúan celebrando la fiesta
de Juruparí, el mentado héroe solar, en la que las mujeres y los niños tienen
que encerrarse a cal y canto bajo penas severísimas, mientras los varones se
apoderan de la aldea durante un día entero o dos, soplando las flautas mágicas
y tomando ritualmente la amarga mezcla cocida de las lianas y las hojas del
Poder.
...Las hojas del pequeño
arbusto Chacrona o Rainha (La Reina de la Selva), mucho más fáciles y rápidas
de cultivar que la liana Jagube, contienen un alcaloide al que el primer
investigador europeo de esta planta, Richard Spruce, botánico inglés, llamó, en
1851, "Telepatina", porque abre nuestros sentidos etéricos a la
percepción de la Dimensión Astral, en la cual lo individual y lo colectivo
resuenan juntos, y donde habitan el resto de entidades desencarnadas que somos
y con las que podemos contactar.
Pero la potencialidad
visionaria de la Rainha sólo actúa después de que el tremendo poder de la
energía acumulada, condensada y reduplicada por la resistencia ofrecida por
cada una de las curvas espirales en que la liana Jagube se enrollaba desde el
humoso suelo de la selva hasta el cielo abierto en sus altas copas, nos da el
vigor necesario para vencer la fuerza de gravedad del ego, soportar la
explosión de nuestros esquemas mentales y proyectarnos astralmente a la
exploración consciente de los abismos subconscientes del vasto, profundo y
oscuro océano emocional interior, cuyo fondo es la memoria colectiva arcaica de
la Humanidad.
Esa memoria se contiene en
el Inconsciente Astral, en cuyos estratos inferiores más densos se arrastran
los espíritus sufridores y formas-pensamiento demoníacas, que conforman
nuestras energías más contaminadas, y donde hemos de librar, durante cada
sesión, una batalla individual-colectiva en la que, ayudados por las
evocaciones positivas y las energías angélicas de las dimensiones más elevadas de
nuestra Identidad Esencial, tendremos que limpiar y transmutar nuestra negrura
a puros golpes de luz.
Como datos
puramente botánicos y químicos diré que, según el Profesor Antonio Escohotado
-entre otras cosas, uno de los expertos mundiales en psicodelia-, en su
estupendo libro "Aprendiendo de las drogas" [***],
la Ayahuasca, también llamada Hoasca, Yajé, Caapi, Marirí, Dap'a, Mihi, Kahi,
Natema, Kamarampi, Pildé o Pindé y otros muchos nombres... es una mezcla bien
cocida de una gran liana de la selva -tan gruesa y larga como aquellas que
Tarzán usaba para desplazarse en las películas- y algún otro aditivo vegetal.
La liana o cipó, que entre el pueblo del Santo Daime se llama Jagube y en latín
científico "Banisteriopsis Caapi", contiene -como la Yohimbina, la
Rauwolfia y la Peganum Harmala mediterránea-, IMAOS, o sea, alcaloides
beta-carbonílicos inhibidores de la monoamino-oxidasa naturales y antagonistas
de la serotonina o 5-hidroxitriptamina, tales como harmina, tetrahidro-harmina
o harmalina, y una serie de bases relacionadas, estimulantes antidepresivos del
tono vital, que la sabiduría ancestral indígena supo complementar y potenciar
con extractos de otras plantas de la selva.
El aditivo usado por los
daimistas es conocido con los nombres de Rainha (Reina), Chacrona, o
"Psychotria Viridis", mas se sabe que los indios y otros
ayahuasqueros llegan a mezclar con la liana Banisteriosis Caapi hasta casi un
centenar de plantas pertenecientes a 38 familias vegetales diferentes, que
fueron catalogadas por diversos investigadores como contenedoras de
Dimetiltriptamina (DMT), una sustancia altamente visionaria, pero que
unicamente puede inyectarse o fumarse, y cuyos efectos sólo durarían un máximo
de diez minutos, si no fuese por su combinación con los IMAOS del Jagube.
¿De qué manera llegarían los
indios a descubrirlo? ¿Mediante una arriesgada experimentación colectiva de
siglos, o por revelaciones de sus guías astrales? Esta acertada combinación no
solamente le permite ser bebida, sino además, prolongar bastante tiempo su
efecto y reducir mucho la brusquedad de su impacto psíquico, con una toxicidad
mínima y una eficacia máxima, por lo que la Administración Brasileira no ha
encontrado justificaciones suficientes hasta ahora -aunque no dejó de hacer sus
intentos-, para hacerla figurar en la lista de drogas controladas o prohibidas;
prohibición que solamente serviría para facilitar el enriquecimiento de las
mafias que explotan la fascinación del ser humano por todo aquello a lo que no
tiene fácil acceso.
Los Daimistas decían que el
Jagube da la fuerza y la Chacrona la luz, y los consideraban respectivamente
como elementos masculino y femenino de una alquimia que tenía que ser elaborada
separadamente por hombres y mujeres hasta su síntesis en la cocción del Feitío.
Una mezcla habitual viene a contener 40 miligramos de IMAO por 25 miligramos de
DMT.
Para comparar, 200 o 300 miligramos
de IMAOS artificiales (o sea, unas siete veces más, y muy tóxicos), son las
dosis habituales que los psiquiatras occidentales suelen administrar
diariamente a sus pacientes depresivos para mantenerlos más o menos
inconscientes de sus angustias existenciales -que, por cierto, no son otra cosa
que llamadas apremiantes de su cuerpomente y de su espíritu para que el
paciente se ponga a examinar qué es lo que precisa cambiarse en su vida-. La
mayoría de estos psiquiatras consideran un mal inevitable la somnolencia
letárgica, fatiga permanente, bajada de defensas, acumulación de desechos no
asimilados en el organismo, incompatibilidad con gran numero de alimentos y
muchos otros costosísimos efectos secundarios derivados de su gran toxicidad, a
cambio de aliviar los síntomas externos de la angustia que aqueja a sus
pacientes... y muy pocos abordan seriamente el duro trabajo de bucear al fondo
del subsconsciente del deprimido, en busca del reconocimiento y remoción
consciente de las causas de su depresión crónica (la basura psíquica
acumulada), como obliga a hacer el Daime a sus ingestores desde las primeras
tomas... En lugar de combatir el mal en su raiz, se dedican a ir podando,
simplemente, sus hojas exteriores, con lo que tienen paciente para rato, y de paso
lo atontan, para que no moleste mucho.
En cuanto a la sustancia
visionaria contenida en la Chacrona, dice el Profesor Escohotado que alcanza un
margen de seguridad tan alto que los científicos ni conocen siquiera dosis
letal para los seres humanos. Tampoco puede producir dependencia física, ni los
"monos" que generan los síndromes abstinenciales de muchas drogas
estimulantes o sedantes.
La mayoría del peso de una
planta de poder está formado por pura agua, celulosa, hidratos de carbono,
proteínas, grasas, sales minerales, pigmentos... tan sólo un uno por mil de
ella son principios psicoactivos. Por esa razón los químicos aislan esta parte
mínima y la hacen cristalizar. Una vez cristalizados los elementos puros que
interesan, se hace posible reproducirlos en laboratorio, es decir,
sintetizarlos. Es así como Albert Hofmann obtuvo el alucinógeno de diseño más
potente que existe: el LSD, o dietilamida del ácido lisérgico, que es el
principio psicoactivo del hongo llamado Ergot o Cornezuelo del Centeno, planta
de poder que tenía un papel muy importante en los Misterios Iniciáticos que los
antiguos griegos celebraban en el templo de Eleusis dedicado a Démeter, patrona
de los cereales.
La ventaja de un preparado
sintético es que no sabe tan mal como la mayoría de las plantas y que no hay
peligro de introducir nada que cause efectos no deseados, además de que se
puede medir la dosis exacta que se ingiere, única manera de experimentar
cientificamente con ella. Una dosis mínima de concentrado puro en polvo o pastillita
puede producir el doble del efecto que produce algo que va mezclado con muchos
elementos diferentes, los cuales el cuerpo ha de ponerse a separar y
metabolizar, con considerable gasto de energía.
Quedaría por ver si nos
estamos perdiendo algo verdaderamente importante cuando desechamos el resto de
la planta, porque los analistas no le encontraron utilidad visionaria; una
pincelada naranja aparece más intensa ante nuestras percepciones si se la rodea
de azules o verdes que si se la aísla de otros colores, aunque no tengan
parentesco con su tono. Los químicos no han hallado principios psicoactivos en
los helechos ni en el muérdago, pero uno de los aditivos que algunos indios
amazónicos añaden siempre, no sabemos por qué, a la Banisteriopsis Caapi al
hacer su bebida de poder, son los helechos Lygodium Tenustum y Lomariopsis
Japurensis, así como Prhygylanthus Eugenioides, que pertenece curiosamente a la
familia del muérdago, aquella planta que los druidas celtas de la Europa
pre-romana cortaban con hoz de oro y con toda ceremonia, tras subirse a las
encinas sagradas.
¿Qué es lo que hace que los
productos metabólicos nitrogenados de estas plantas, que tienen propiedades
alcalinas (alcaloides), ejerzan una acción tan poderosa sobre nuestra
consciencia habitual que, practicamente, mudan o transmutan su vibración?
...Pues parece ser que la estructura química de los alcaloides vegetales es muy
semejante, o idéntica, a nivel molecular y atómico, a la de las hormonas que
segrega nuestro cuerpo para que hagan el papel de inhibidores o transmisores de
impulsos y códigos de información entre las neuronas de nuestro cerebro.
Para explicarlo de una
manera muy sencilla, parcial y simplista: imagínate que te encuentras en una
situación no habitual que te obliga a hacer un esfuerzo para despertarte más:
alguien te ataca, o tu coche se queda de repente sin frenos, o te enamoras...
inmediatamente el cuerpo reacciona poniéndose a lanzar al torrente sanguíneo
(sin pararse siquiera un segundo a consultar cual es la voluntad del ego que
oficialmente gobierna en ese momento sobre el conjunto de tu organismo)
cantidades extras de hormonas cerebrales, serotonina y adrenalina, por ejemplo,
que faciliten una comunicación más rápida, coordinada y eficiente de las
neuronas encargadas de enfrentarse con la situación nueva que se está
produciendo, dando preferencia a la acción de las áreas más intuitivas y
lúcidas y cerrando las compuertas de aquellas otras que precisan de mucho gasto
de energía y tiempo y cálculo intelectual para tomar decisiones que, sin duda,
estarían viciadas por los prejuicios del ego pensante, sus dudas, sus miedos y
sus vacilaciones.
Bueno, pues resulta que
cuando te tomas un alcaloide que contiene unas substancias que, a nivel
estructural, son practicamente idénticas a la serotonina y adrenalina de tu
organismo, estos psicoactivadores actúan igual que ellos: encierran al ego
racional controlador y dejan salir al Yo Intuitivo con toda su lucidez
holística y purificadora. Con el ego controlador neutralizado, la sensibilidad
general se agudiza y el Supraconsciente, el Consciente y el Subconsciente de
nuestro Ser se hacen uno, el Uno Multidimensional que siempre fueron y que,
simplemente, no podía expresarse con fluidez porque el ego se empeñaba en
adaptarlo todo a sus esquemas prefabricados, aquellos que él podía controlar
sin demasiado esfuerzo dentro de una visión del mundo muy limitada por causa
del encadenamiento a sus hábitos mentales archiconocidos.
Naturalmente, lo que ocurre
es algo mucho más amplio, y en nuestro estado de "consciencia
contraída" habitual, casi no tenemos perspectiva para comprenderlo: las
ondas cerebrales predominantes en nuestro estado "normal" de
consciencia "despierta" pasan a ser sustituídas por otras que
normalmente sólo usamos en los momentos en los que soñamos, en los que estamos
creando o en los que estamos amando con todo nuestro ser: estados de alta
intensidad y de atención no contraída ni dispersa, sino expandida y
concentrada.
Eso significa que está
funcionando libremente el Ser a través de un espíritu creativo e incontrolable
que puede canalizar sin trabas aquí y ahora, tras haber limpiado y purificado
sus canales, los cuales pueden entonces percibir el mundo como si el mundo
fuera nuevo para nuestras percepciones. Conseguir mantenerse en este estado de
manera permanente es la meta de toda espiritualidad. Dejo bien claro que, en mi
experiencia y conocimiento, las plantas de poder sólo permiten visiones y
sensaciones temporales de esa altísima frecuencia, pero no asentamientos
definitivos en ella.
Hay quien encuentra que no
es válido un atajo hacia la espiritualidad en el que se usan plantas de poder.
A mí me parece, fraternalmente, que quien opina así está en su derecho de
buscarse otros caminos que a su persona le parezcan más puros o meritorios ...o
pesados, o difíciles, o (hagan como que no dije nada), casi inalcanzables para
la inmensa mayoría; pero que no por ello debería descalificar a nadie. Quien
está obsesionado por las aparentes terribles limitaciones que rodean la
condición humana, cree que todas las cosas importantes han de ser obtenidas tan
sólo a través de un enorme y sufrido esfuerzo.
Como tu pensamiento, aquello
en lo que crees, crea tu mundo, si tú lo crees así, tendrás que hacer realmente
grandes sacrificios para llegar a lo alto de tí mismo. Cuando lo consigas,
después de haber escalado el pico por la parte vertical, colgado del
precipicio, puede que te encuentres en la cima con unos piraos que han llegado
allá cantando, bailando, pasándoselo bien y subiendo por el cómodo sendero que
había por el otro lado, los cuales tal vez te admirarán y te felicitarán por tu
hazaña deportiva, pero sin duda han llegado antes que tú o al tiempo que tú a
donde querían, y lo están disfrutando, aunque no piensen quedarse a vivir en la
cima.
Dice Thaddeus Golas: "A
la iluminación no le importa de qué manera llegaste a ella". Y también
dice: "Iluminación es toda experiencia de ampliación de la consciencia más
allá de sus actuales límites"[†††].
...Aunque diga eso Thaddeus,
los Maestros realizados de Oriente insisten en que una verdadera iluminación es
constante y definitiva, y no una corta y brusca fluctuación desde las ondas más
bajas de nuestra energía-consciencia a las más altas, para, en menos de tres o
cuatro horas, ir volviendo abajo lleno de nostalgia.
La ingestión de psicoactivos
dentro de un contexto sagrado ha sido una vía utilizada por la Humanidad desde
la Prehistoria para que cualquiera pueda comprobar que nuestras energías
sutiles son una realidad, que expandiendo la frecuencia vibratoria de nuestras
energías éstas se vuelven enormemente más conscientes, y que aquello de lo que
una consciencia expandida nos habla es, esencialmente, acerca del Amor de todos
por todos y de la inmensa lucidez y sabiduría y bienestar que tal tipo de amor
produce en quien lo vive.
Nuestra mente está
conformada por un enorme número de consciencias elementales que se pasan el
tiempo peleando entre sí, contradiciéndose, tratando cada una de ellas de
hacerse con el poder de dirigir el conjunto. Esa anarquía interior es un buen
reflejo de la desarmonía desconjuntada en la que se encuentra nuestro mundo
exterior, la sociedad humana, con sus continuas luchas entre individuos,
facciones y países, y viciversa.
Los psicoactivos, siempre
que debidamente ingeridos en un contexto sagrado, logran que todos esos egos
subconscientes, súbitamente sumergidos en el caos de sus esquemas, rebajen sus
humos, se acepten, se pongan a dialogar entre sí de una manera que el
consciente capta como clara reflexión intuitiva, pulan sus diferencias,
consigan ponerse de acuerdo, en virtud de su armonía forzosamente rendida al Yo
Real, su único eje ordenador y factor de supervivencia posible, y proporcionen
a las percepciones del cuerpomente, en menos de dos horas, la experiencia
entrañable y sensible de Unidad, de Totalidad y de Integración con Todo, la
cual es demasiado intensa para que nadie la olvide.
Bien es verdad que no ha
sido más que un atisbo efímero de Unificación; bien es verdad que no fue
posible mantenerse en ella más que un rato, pero, en adelante, aunque retorne a
frecuencias cotidianas más bajas, uno tenderá a volver a vivir estados de
vibración expandida, y acaba descubriendo, si es inteligente, que la manera
mejor de propiciarlos, mejor, desde luego, que volver a tomar una y otra vez
psicoactivos de acción efímera, es... rendirse al Yo Real, ENTREGARSE
APASIONADAMENTE A SU AMOR UNIVERSAL, la vía que se experimentó como más cierta,
segura y directa durante el trance.
¿Cual es la otra
alternativa? pues la de creer a los que dicen que han logrado llegar a la misma
experiencia empleando ascetismo, oración, aislamiento, silencio, mortificación,
penitencia, yoga, ayuno o meditación durante años. Creerlo y, mientras tanto,
imitar con con la mayor fe y perseverancia a los que te dijeron que por tales
métodos se puede llevar a tu mente más allá de los esquemas habituales del ego
rutinario.
Yo ya he invertido algo de
energía en algunos de esos métodos, y, aunque jamás dudé de que, muy a la
larga, pueden liberar sustancias potenciadoras de los neurotransmisores
cerebrales y conseguir estados modificados de alta consciencia, sobre un cuerpo
y una mente suficientemente entrenados y fortalecidos para mantener esa
vibración un buen tiempo... bien es verdad que no me duraron ni meparecieron
suficientemente intensos sus efectos,hasta que llegué a pensar que esos lentos
procedimientos no cuadraban con el carácter impaciente de mi ínfimo grado de
evolución presente, que quiere siempre ver y hacer las cosas ya; y las plantas
de poder me dieron esa inmediatez y esa intensidad que yo pedía.
No fue una iluminación
integral, ni profunda, ni constante, pero, por lo menos, ahora ya se lo que
puede significar eso de iluminarse. Dejó de ser una entelequia leída o contada
por otros para convertirse en un objetivo mínimamente vivenciado que me
interesa. Ese es el sentido de la etapa de la Escala Iniciática Humana donde
las plantas de poder te instruyen, tal como se instruía con Ergot a los
atenienses en Eleusis: hacerte sentir, con evidencia sensible, qué es lo que
venimos a alcanzar en esta Escuela de la Vida. Luego, repotenciados por ese
estímulo, tendríamos que ser guerreros y guerreras bastante para proponernos
acceder a tales escalones superiores entrevistos sin más muletas.
Los animales y la Humanidad
vienen usando estimulantes psicoactivos enteógenos (enteógeno significa
"vivir la experiencia de sentir a Dios dentro de uno") desde que el
mundo es mundo para purificarse, curarse, vigorizarse, inspirarse o tener un
atisbo del tipo de la alta vibración de consciencia expandida hacia la que
tienden naturalmente en su evolución. A nadie le parece mal que un yogui
realice un ayuno prolongado que producirá, junto con ejercicios respiratorios
de aumento de su oxigenación cerebral, una alteración psicoquímica en su
metabolismo que no se diferenciaría mucho del efecto que causa la ingestión de
drogas semejantes a los inhibidores o estimuladores naturales del cerebro.
De forma semejante actúan
algunas fiebres, por ejemplo la malaria, en la que se tienen fuertes
alucinaciones. Pero ni el yogui va a iluminarse sólo por comer vegetales o
ayunar o enfebrecer, ni el daimista va a conseguir la Seidad que conquistó el Padrino
con sólo beber Ayahuasca cada día. Hace falta, además, un consciente trabajo
cotidiano con la consciencia, que no necesita ser un sacrificio; una continua
auto-corrección y conexión, cuanto más serenas y desdramatizadas mejor; y un
amor universal en constante acción desapegada... y dentro del desapego, se
incluye, no nlo olvidemos, el desapegarse también del orgullo del
"elegido" que escoge realizarse de una manera más meritoria, extraña
y difícil que la de los demás.
Todos llegaremos allá
arriba, hermanos y hermanas, la iluminación no es sólo cosa de Cristos y Budas,
nadie va a quedarse sin su éxtasis, porque la tendencia a unificarse con Todo
está contenida en nuestro programa evolutivo eterno, de una forma tan natural
como la tendencia a crecer después de la infancia, aunque algunos estimulen un
crecimiento mayor jugando al baloncesto... Vaya cada uno a su ritmo y a su
manera, y que todos lo disfruten.
Pero ojo: el que cree que
tiene miles de encarnaciones por delante para conseguirlo, y que, por tanto,
puede dedicarse a, simplemente, rascarse el ombligo en ésta, podría
encontrarse, en su próxima reencarnación, que su consciencia eterna no siga
caminando a partir de las facilidades evolutivas con que terminó la actual,
sino que su entorno de aprendizaje retrocedió muchísimos pasos hacia atrás en
calidad.
La Naturaleza es nuestra
gran profesora; observa un frutal: miles de flores, pero sólo unos cientos
consiguen desarrollar frutos. Al cabo, viene un viento y arroja al suelo flores
y frutos. Hay muchas flores que portan en sí la semilla de su transformación en
un futuro árbol, pero es claro que ni ellas ni los frutos que cayeron al suelo
demasiado verdes tendrán las posibilidades que tiene aquel fruto que cae lo
suficiente maduro para que su pulpa nutra a la semilla durante el delicado
período de su germinación, arraigo y primer crecimiento.
Bueno, pues, es no olvidarse
de madurar el propio fruto... de lo contrario, la semilla puede pudrirse sin
germinar ...y tendría que recomenzar otra enorme evolución desde el principio:
desde el Reino Mineral... o tal vez consiga germinar, pero para desarrollarse
raquítica y débil, en su nueva vida, por falta de nutrientes.
En todas las tradiciones
tribales, abuelas de lo que hoy son las orgullosas sociedades civilizadas, se
ha iniciado a los aspirantes a guerreros, luego que han demostrado sus valores
adultos, en el contacto con los aliados astrales del Inconsciente de su cultura
y en el autodescubrimiento energético del joven iniciado, abriendo sus
percepciones interdimensionales por medio de alcaloides sagrados u otras
sustancias enteógenas.
No existe una sóla cultura
importante en el planeta que no haya conformado las raíces de sus cosmogonías
ancestrales en un período tribal de gran integración con la naturaleza, hace
más de cinco mil años, en el que se usaban plantas de poder para entrar en
contacto mental con los arquetipos divinales que existen en el subconsciente
colectivo de toda la Humanidad. Los arquetipos siempre han sido los mismos,
pero cada grupo humano los traía a una forma material venerable revistiéndolos
de sus propias concepciones éticas y estèticas: Siempre el hombre creó a sus
dioses a su imagen y semejanza.
Y no sólo eso: una vez
creados sus mitos específicos, cada sociedad humana construía toda su
organización cultural en torno a ellos, así como sus valores esenciales,
religiones, leyes y costumbres. Todo el mundo que hemos construído, incluída la
sociedad tecnológica actual, es producto de las visiones de nuestros ancestros,
tras la ingestión ritual de alguna planta o fruta, hongo, cactus, infusión o
vino mágico.
Busquemos pistas en la
propia mitología sumerio-judeo-cristiana: ¿Que clase de fruta sería la que
señaló el Gran Tentador (con una maliciosa prohibición) a nuestros más remotos
ancestros en el paraíso de la Naturaleza Virgen, para que se animasen a
comenzar el Gran Juego de la Involución-Evolución, cambiando su consciencia de
pura unificación por una consciencia dual y un sentimiento de separación y
culpa? ¿Somos la consecuencia de la embriaguez de Noé tras su entusiasta
celebración por haber sobrevivido al Diluvio? ¿Por qué la ingestión de un
pedacito de pan y un poco de vino es el sacramento más importante del
Cristianismo?
Remito a quien tenga interés
al libro de Antonio Escohotado antes citado, y a otro suyo en tres volúmenes
titulado "Historia de las Drogas"[‡‡‡];
también al de Josep María Fericgla "Al trasluz de la Ayahuasca"[§§§],
en el que se esboza una interesante hipótesis sobre como las sustancias
enteógenas están en la base de toda formación de culturas. Por mi parte, no
tengo prejuicios contra las Plantas de Poder, si se usan de forma sensata y
positiva, esto es, para Auto-religarnos con nuestro Yo Auténtico dentro de un
respetuoso ritual y para ayudar a despertarnos del sueño profundo en el que
casi siempre nos mantienen sumergidos la legión de elementales que conforman
nuestro ego, más el discurso manipulador e imbecilizante de los mass-media del
Sistema.
En mi generación y
siguientes ha habido mucha gente que sólo actúa siguiendo criterios externos
impuestos por la moda; así, cuando se pusieron de moda el naturismo, las
medicinas alternativas y el ecologismo, hubo muchas mentes fanáticas y
elitistas a las que les parecía un pecado social o, cuanto menos una horterada,
tratar una infección con antibióticos o usar un tractor en una comunidad
alternativa en lugar de carros de bueyes, como nuestros abuelos. Sin embargo,
cuando todos los remedios tradicionales fallaron, los antibióticos salvaron sus
vidas; y seguro que si necesitaron viajar a otro continente, utilizaron un
avión, y no una carabela. Las plantas de poder, acompañadas por su cuerpo
filosófico y vital, son una medicina y una terapia equilibradora, didáctica y
orientativa, encaminada a re-dirigirnos a nuestro objetivo fundamental cuando
estamos muy enfermos y perdidos, aunque no son un objetivo ni un fin en sí
mismas.
Yo no tengo antipatías
preconcebidas contra las plantas psicoactivas, ni contra los antibióticos ni
contra la tecnología moderna porque los conozco, y sé que son tan neutros,
naturales y útiles como lo es el fuego, cuando usados por una mano prudente.
Igual que el fuego, también pueden servir para destruir o autodestruirse, pero
eso ya no depende del método, sino de la actitud y la inteligencia de quien los
usa.
Quien tiene amor, moderación,
fuerza de voluntad y consciencia, tiene libertad real, porque sabe como usarla;
todo cuanto fue creado es bueno y está a nuestra disposición; sólo de nuestra
actitud y de nuestro grado de responsabilidad, correcta intención y prudencia
al usarlo, depende si hacemos con ello magia blanca o negra.
Soy consciente de los
tremendos prejuicios que desata una postura favorable hacia el libre arbitrio
en el uso o no de plantas de poder y, muy a menudo, las personas a las que
confié sinceramente mi postura, dejaron de verme como me veían antes, para
proyectar a partir de entonces sobre mi persona la imagen popular estereotipada
del drogadicto arrastrado e insalvable.
De poco sirvió que yo diese
todo ese tiempo ejemplo de comportamiento moderado y de mente clara y consciente,
trabajadora y cabal; la etiqueta de "mariguanero" o de vicioso era
más fácil o divertida de considerar que, simplemente, observar a la persona;
con lo cual, incluso individuos bien degradados por el abuso del alcohol se
sentían más virtuosos que yo, y hasta con derecho a condenarme como
delincuente, por el simple hecho de que el alcohol es una droga oficialmente
tolerada, mientras que algunas de las plantas psicoactivas de las que hablo en
este libro todavía no han sido socialmente aceptadas, y ni siquiera estudiadas
de manera profunda, experiencial e imparcial por los investigadores.
Estaría muy bien que los
Estados formasen, considerasen y tratasen a los ciudadanos verdaderamente
adultos como adultos, al igual que los Consejos Tribales hacen; y no que
continúen manteniéndonos en una eterna minoría de edad, entregada a la tutela y
al arbitrio de los "expertos" oficializados, que generalmente tienen
sobre estos asuntos un conocimiento más teórico que práctico, cuando no se
limitan a servir descaradamente, sin la menor oposición, las directrices
emanadas de aquellos que prefieren tratar a sus administrados como un rebaño
estúpido de consumidores aletargados, superficialmente masificados y dóciles a
su influencia; esto es, como seres infra-evolucionados en su potencial humano,
pero facilmente gobernables y manipulables...
... Y con respecto a las
drogas visionarias, no hay magia negra peor ni más hipócrita que prohibirlas
oficialmente en nombre de la sanidad pública, para poder enriquecerse
vendiéndolas clandestinamente y adulteradas, por veinte, treinta, cuarenta
veces su valor en el mercado negro. Demasiado a menudo, quien hace la ley, hace
la trampa.
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